domingo, noviembre 24, 2024
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Los antidisturbios de Madrid, de ‘luto’ por perder su uniforme negro

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Los miembros de la antigua UCES se enfundaron por última vez su característico uniforme negro el pasado 14 de mayo, un día antes de la celebración de San Isidro, el patrón de todos los madrileños. Manuela Carmena, alcaldesa de la ciudad, y Javier Barbero, concejal de Seguridad del consistorio, decidieron hace tiempo que los antidisturbios de la capital vistieran como el resto de sus compañeros. La medida no ha sentado nada bien entre los cerca de 160 agentes que conforman la actual Unidad de Apoyo a la Seguridad. El estreno del nuevo uniforme lo hicieron en la festividad de San Isidro y dejaron constancia a través de las redes sociales de su descontento con su nueva apariencia. Al final, el Ayuntamiento de Madrid ha cumplido su promesa de uniformar a todos los policías municipales con los nuevos colores azules, incluidos los pertenecientes a esta unidad que se encarga de apoyar a sus compañeros de distrito cuando la situación de descontrol se desborda. «Esto es una venganza y un intento por arrebatar a la unidad el sentido de pertenencia. Tratan de humillar a la unidad», afirma una fuente policial.

Aunque parezca una mera cuestión estética, lo cierto es que cambiar el color al uniforme de las extinguidas UCS implica una pérdida de seguridad para los agentes que componen la unidad, según afirman los propios afectados por esta medida. «En la ciencia policial existe lo que se llama impacto visual. El impacto visual implica que el ciudadano está acostumbrado o habituado a ver al policía que se encuentra en el cruce, patrullando por la calle, una inspección… Y al final se acostumbra. Esa familiarización no es buena para el policía y sí para el político que nos utiliza para como instrumento para suavizar su imagen«, explica una fuente policial. Ellos son el último escollo para la persona que quiere alterar el orden, pero con esta nueva imagen serán vistos como un mero policía más, afirma la misma fuente.

Una opinión que es secundada por algunas centrales del cuerpo local. «Sí es cierto que el color negro es mucho más disuasorio que el azul. De hecho, los compañeros en sus inicios vestían como el resto de agentes y cuando cambiaron al negro sí que notaron que la gente les tenía más respeto. Psicológicamente a la gente le impone más ver a varios policías juntos vestidos de ese color», afirma José Francisco Horcajo, responsable del colectivo de Policía Municipal en CSIT. Además, las nuevas órdenes también obligan a los agentes de las antiguas UCES a llevar el pantalón por fuera y no por dentro de las botas como hasta ahora. «Esto supondrá un aumento de riesgo porque en intervenciones donde existe posibilidad de sufrir un ataque con cóctel el agente puede sufrir el llamado efecto chimenea y tener daños más serios», explica una fuente policial.

Una unidad señalada

De todos modos, el cambio de aspecto es sólo la última 'degradación' que ha sufrido esta unidad, que desde la llegada de Ahora Madrid al poder ha perdido peso progresivamente porque siempre fue considerada demasiado violenta y reactiva por los concejales de la formación satélite de Podemos. Por este motivo, Barbero decidió suprimir las UCES (antiguamente existían dos unidades), siempre con el beneplácito de Carmena. Esta decisión se enmarcaba dentro del nuevo Plan Director para la Policía Municipal, muy criticado por aportar muy pocas cosas a la manera de actuar del cuerpo local, según criticaron en su presentación los sindicatos.

De todos modos, la supresión de las UCES no fue sino una mera estrategia para edulcorar la opinión que se tenía de ellos, porque la realidad es que lo único que hizo el concejal de Seguridad fue rebautizar esta unidad bajo el nombre de 'Unidad de Apoyo a la Seguridad'.

«Servirá de apoyo a las Unidades Integrales de Distrito con el fin de dar respuesta policial a situaciones de emergencia no previstas que desborden la capacidad operativa de las Unidades Territoriales o Especiales. Así como el aseguramiento de espacios públicos en eventos programados». Esta es la definición 'oficial' de la unidad que sustituye a las UCES, según la página web del Ayuntamiento de Madrid. Es decir, al final lo único que ha cambiado es el número de efectivos que la componen porque las funciones son las mismas, al menos explicadas en negro sobre blanco.

Menos agentes, más trabajo

Lo cierto es que la merma de efectivos sí ha influido en las actuaciones de las denostadas UCES. De hecho, Estrella Digital ya denunció la situación de estos agentes con dobles turnos, jornadas en festivos y sobreesfuerzos para que no descienda la calidad de su servicio. Sin ir más lejos, los agentes de la Unidad de Apoyo a la Seguridad han realizado turnos que consideran abusivos durante la última festividad de San Isidro, en la que algunos policías han entrado a trabajar a las 15.00 horas de la tarde y han terminado su turno a las 07.00 de la mañana. 

Los turnos, la nueva indumentaria y el nombre de la unidad son factores que han irritado a todos los agentes de las UCES, pero todavía existe otro motivo más ha enfadado a todos ellos, un examen para permanecer en la Unidad de Apoyo a la Seguridad porque ahora no tienen una plaza fija. Al suprimir la UCE 1 y rebautizar la UCE 2 se anunció un concurso de plazas para optar a una plaza en esta nueva unidad, aunque se desconoce cuándo convocaran el examen. «El consistorio sabe que tiene a la vuelta de la esquina el Wolrd Pride y otra serie de eventos y celebraciones de inmediato. Por este motivo va a exprimir y usar a los que tienen la plaza provisional. Esto ya pasó cuando desapareció la UCE 1, a la que la utilizaron para la campaña de Navidad antes hacerlos desaparecer», sentencia una fuente policial conocedora del problema. 

Carlos Lospitao

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