El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado una expansión significativa de su Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que comenzará a regir en toda la ciudad a partir del 1 de enero, sumando esta medida a las tomadas anteriormente dentro de la estrategia Madrid 360 para mejorar la calidad del aire y alcanzar los objetivos climáticos.
Desde el comienzo de 2024, los vehículos con clasificación ambiental A que no estén registrados en Madrid o no hayan abonado el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) en la capital antes del 1 de enero de 2022, y que entren o circulen fuera de la M-30, recibirán una notificación. Esta carta servirá de aviso, ya que a partir de esa fecha estas acciones serán consideradas infracciones según la Ordenanza de Movilidad Sostenible.
Esta iniciativa ha tenido un impacto positivo en la calidad del aire de Madrid, que ha registrado los mejores niveles en su historia. Además, se espera que este año los niveles de dióxido de nitrógeno sean incluso más bajos que en 2022, un año en que la ciudad cumplió con la directiva europea de calidad del aire por primera vez.
El sistema de vigilancia de la ZBE de Madrid consta de 500 cámaras, cuya instalación y adquisición han sido financiadas por la Unión Europea a través de los fondos Next Generation EU, con una subvención de 5,7 millones de euros. Estos fondos forman parte del Plan de Recuperación y Resiliencia para apoyar a los municipios en la implementación de zonas de bajas emisiones, en línea con el Pacto Verde Europeo.
Durante el periodo de aviso, que se extenderá hasta el 30 de junio, los conductores que infrinjan las normas recibirán una carta informativa, aunque podrían ser sancionados si son detenidos por un agente. Cabe destacar que las cámaras que controlan la M-30 y su interior finalizarán su periodo de aviso el 14 de enero, con lo que las sanciones comenzarán a aplicarse a partir del 15 de enero.
Con la implementación de la ZBE, se ha observado una notable reducción en el número de vehículos sin distintivo ambiental circulando dentro de la M-30, lo que ha resultado en una disminución del 2,3 % del total de tránsitos en la ciudad. Se espera que esta tendencia continúe con la expansión de la ZBE, lo que llevará a una mejora adicional en la calidad del aire de Madrid.