Entre estos tesoros, los castillos de la Comunidad de Madrid se alzan como majestuosos testigos de la Edad Media, una época en la que la vida giraba en torno a fortalezas que defendían territorios y organizaban la sociedad.
Cada castillo tiene su propia historia, una historia que no solo habla de poder y batallas, sino también de las personas que vivieron, amaron y lucharon dentro de sus muros. Visitar estos castillos es mucho más que una lección de historia; es un viaje emocional que nos transporta a tiempos donde la nobleza y el honor eran la ley.
Castillo de Manzanares El Real: un palacio en la Sierra
Imagínate caminando por los amplios salones del Castillo del Duque del Infantado, en Manzanares El Real. Este castillo, construido hacia 1475, fue diseñado no solo como una fortaleza, sino como un hogar para una pequeña corte. Al recorrer sus pasillos, uno casi puede escuchar los ecos de las conversaciones en los banquetes, sentir la solemnidad de las ceremonias en su iglesia de tres naves y admirar las vistas espectaculares del paisaje serrano que lo rodea.
Castillo de Gonzalo Chacón en Arroyomolinos: la fortaleza de un leal servidor
En Arroyomolinos, el Castillo de Gonzalo Chacón nos recuerda la lealtad y el coraje de un hombre que sirvió a Isabel la Católica en tiempos de conflicto. Durante la lucha por el trono, Chacón reforzó esta fortaleza con artillería, preparándose para defender su lealtad con sangre si era necesario. Caminar por los restos de este castillo es sentir el peso de las decisiones que se tomaron aquí, en defensa de una reina y de un reino.
Castillo de La Coracera en San Martín de Valdeiglesias: un refugio de caza real
El Castillo de La Coracera, mandado construir en 1434 por Don Álvaro de Luna, además de una fortaleza, es un testimonio del poder y la influencia que este noble ejerció en la corte de Juan II. Aquí, Don Álvaro, a veces acompañado por el rey, disfrutaba de cacerías que incluían jabalíes y osos, en una sierra que en ese tiempo estaba llena de vida salvaje. Hoy, La Coracera sigue siendo un lugar que invita a soñar con los días de caza y las conversaciones alrededor de la hoguera.
Buitrago del Lozoya y el Castillo de los Mendoza: donde la historia vive
Buitrago del Lozoya es más que un simple pueblo; es un lugar donde la historia aún late en sus calles y muros. Su castillo, construido por el Marqués de Santillana en el siglo XIV, es una obra maestra del estilo mudéjar que ha resistido el paso del tiempo. Al pasear por su recinto amurallado, uno no puede evitar sentirse transportado a una época donde Buitrago era un punto estratégico en el camino real.
Castillo de la Alameda en Barajas: el secreto mejor guardado de Madrid
Escondido en un parque urbano dentro de la ciudad, el Castillo de la Alameda es uno de los secretos mejor guardados de Madrid. Construido en 1475 por la familia Zapata, este castillo fue transformado en una villa de recreo, marcando el inicio de un estilo de vida aristocrático que caracterizó el Camino de Aragón. Es un lugar donde el pasado y el presente se encuentran, en medio de un entorno urbano que ha crecido a su alrededor.
Castillo de la Orden de Santiago en Villarejo de Salvanés: defendiendo el reino
El Castillo de la Orden de Santiago en Villarejo de Salvanés es un monumento a la fortaleza y dedicación de los caballeros que defendieron Castilla en los tiempos de la Reconquista. Las ruinas que aún se conservan, especialmente la Torre del Homenaje, son un recordatorio de los días en que la protección del reino dependía de estos valientes guerreros.
Visitar estos castillos es mucho más que hacer una excursión; es una oportunidad para sumergirse en la historia, la cultura y la gastronomía de la Comunidad de Madrid. Cada castillo está situado en una localidad que ofrece algo único, desde la belleza natural de Manzanares El Real hasta el encanto rústico de San Martín de Valdeiglesias. Y en cada visita, uno no solo aprende sobre el pasado, sino que se conecta con las historias humanas que dieron forma a nuestra historia.
Así, los castillos de Madrid no son solo estructuras de piedra; son los guardianes de nuestros recuerdos, los narradores de historias que aún tienen mucho que contarnos.