sábado, septiembre 21, 2024
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Los procuradores tienen razón

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Así se titulaba el artículo escrito en su día por el prestigioso periodista y académico de la Real Academia D. Luis María Ansón, publicado en el diario el mundo el 22 de enero del año 2013. El articulo defendía, sin ningún género de dudas, la profesión del Procurador de los Tribunales, a la vez que valoraba y ensalzaba la función que realizan estos profesionales del derecho en aras de conseguir la Tutela Judicial efectiva para sus poderdantes y alababa también su figura como cooperador y colaborador de la justicia.

Pero bajo mi punto de vista, lo más relevante del articulo era la reflexión y recomendación que le hacía al Ministro de Justicia D. Alberto Ruiz-Gallardón, que no se dejara seducir por los cantos de sirena del Ministerio de Economía  y hacer desaparecer la profesión de Procurador de los Tribunales, eje medular de la representación procesal española desde hace más de 600 años, permitiendo a los abogados asumir más allá sus funciones de defensa, las de representación.

El Ministro Gallardón, gran conocedor del sistema procesal español, no sólo por condición de jurista, sino también por sus antecedentes familiares, ha sopesado, junto a su equipo de trabajo y creo que con gran acierto, la figura histórica del Procurador de los Tribunales y su evolución legislativa: desde los cambios que supuso para la representación en juicio por Procurador la LEC de 1881; las recomendaciones que efectuó el Consejo General del Poder Judicial en el Libro Blanco de la Justicia del año 1997, que apostaba ya por el utilidad y conveniencia del mantenimiento de la Procura; la LEC 1/2000 que empezaba ya a otorgar funciones de auxilio judicial al Procurador, hasta las últimas reformas procesales contenidas en las leyes 13/2009 de 3 de noviembre de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva oficina judicial; y la Ley 37/1011 de 10 de octubre de medidas de agilización procesal, que ya otorgaban al Procurador la obligación de colaborar con los órganos jurisdiccionales para la subsanación de los defectos procesales, así como la realización de todas aquellas actuaciones que resulten necesarias para el impulso y la buena marcha del proceso.

Y por ello ha llegado a la conclusión de que para tener una justicia eficaz y de futuro hay que potenciar más aun la figura del Procurador.

Han contribuido más aun a mantener sus tesis, los informes de todas las instituciones que forman parte del organigrama jurídico español, Fiscalía y Abogacía General del Estado, Consejo General del Poder Judicial, Parlamentos Autonómicos, Ayuntamientos de nuestra geografía, y por último el órgano consultivo del gobierno de mayor rango, el Consejo de Estado.

Por todo ello creo que el Ministro Ruiz-Gallardón, y todo su equipo, han acertado en su Proyecto de Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil y mantenimiento de la figura del Procurador, desoyendo las recomendaciones y cantos de sirena del Ministerio de Economía y Competitividad. Y lo creo no porque sea yo un Procurador y parte interesada en ello. Lo creo firmemente porque esta reforma va a contribuir al mantenimiento y fortalecimiento de nuestra profesión, colocándola en el escalafón e importancia que su figura merece. Lo creo porque va a suponer a la continuidad de nuestra ya  larga tradición procesal que tan exitosa ha sido a través de los años, y de la que el Procurador de los Tribunales es una parte inherente a ella. Lo creo porque va a suponer un cambio drástico  y novedoso en nuestro sistema judicial, puesto que va a otorgar a los Procuradores el papel de agente de la autoridad, con capacidad de certificación, hecho novedoso que nos va a acercar más al modelo judicial europeo. Y por último lo creo porque el Ministro Gallardón está sentando las bases para una justicia de futuro, moderna y eficaz, que es la Justicia que demanda la ciudadanía. Una Justicia que servirá para resolver las peticiones de la ciudadanía y hará que el Procurador, de manera inequívoca, recupere su confianza en la misma.

Y lo creo, Sr. Ministro, porque desde el respeto y admiración que me produce su persona, pienso desde mi más absoluta lealtad a la Justicia, que: Los Procuradores tenemos RAZÓN.

 

Gabriel de Diego Quevedo

Procurador de los Tribunales y Tesorero del Ilustre Colegio de Procuradores de Madrid

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