Varios directivos de Iberdrola, uno de ellos ya jubilado, declararon este martes ante la Audiencia Nacional en relación con un supuesto mecanismo desarrollado en 2013 destinado a inflar los precios de la energía que vendían. Ángel Chiarri, entonces director de Gestión de la Energía de la eléctrica, y Gregorio Relaño, quien era responsable de Optimización, Gestión de Recursos y Trading, dos de los cuatro directivos enjuiciados, rechazaron cualquier implicación afirmando que no existió una «consigna ni estrategia» deliberada.
El foco del juicio se centra en las acusaciones de que Iberdrola Generación y sus directivos habrían intentado «provocar una subida del precio de la energía eléctrica y perjudicar a los consumidores». La Fiscalía sostiene que esta estrategia fue llevada a cabo por un equipo dirigido por Chiarri, Relaño y otros dos altos directivos de la empresa.
Durante la audiencia, Chiarri, anteriormente a cargo de la Gestión de la Energía de la compañía, sorprendió a la sala al explicar que en Iberdrola, el precio de la energía se establecía mediante «una máquina», es decir, «una herramienta informática que ordenaba los datos». Estos datos se basaban en variables como previsiones de lluvia, condiciones del viento y posibles problemas geopolíticos que podrían afectar los precios del gas importado.
Tanto Chiarri como Relaño, quien en aquel momento era responsable de Optimización, describieron el proceso semanal en el que se decidía la oferta al mercado. Un ‘trader’ elaboraba el «plan semanal» tras considerar todas las variables, y este plan se distribuía a la dirección de la compañía. Ambos directivos destacaron que, aunque había una intervención humana en el proceso, el precio final se generaba de forma «automática».
Los directivos destacaron un factor crucial en 2013: una notoria «falta de lluvia». Chiarri señaló que las condiciones de «comienzo de sequía» a mediados de noviembre, junto con otros problemas de producción y una creciente demanda debido a temperaturas frías, llevaron a un cambio en el mercado.
Relaño, por su parte, subrayó que la «sequía persistente» en España, con 20 días de sequía en noviembre, tuvo un impacto significativo en los precios. Estos factores no variaron en los planes de la compañía ya que, históricamente, después de un diciembre seco, enero y febrero también solían serlo.
A pesar de estas explicaciones, la Fiscalía argumenta que la intención detrás de las acciones de Iberdrola Generación fue «provocar una subida del precio de la energía eléctrica y perjudicar a los consumidores».
Además, cabe mencionar que en 2015, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya había impuesto una sanción de 25 millones de euros a Iberdrola Generación por manipulación del precio de la energía, refiriéndose a acciones realizadas entre el 30 de noviembre y el 23 de diciembre de 2013.
El juicio continúa, y la opinión pública permanece atenta ante las posibles repercusiones que este caso pueda tener en el sector energético del país.