Las crisis de pareja suelen asociarse con las vacaciones. El verano supone la expectativa de un tiempo para descansar, relajarse y disfrutar, y generalmente la gente pasa (casi) todo el año pensando en que llegue ese momento para desconectar y activar el modo hedonista.
Hablamos con la psicóloga y directora de la Unidad de Terapia de Pareja de Instituto Centta (www.centta.es), Silvia Cintrano, quien asegura que “es bien sabido que el verano puede suponer un gran estrés en la relación, siendo septiembre el mes donde más parejas deciden, en el mejor de los casos, acudir a terapia de pareja. En el peor, a un abogado para formalizar una separación”.
¿Y por qué ocurre esto, en un momento de tiempo libre en el que poder disfrutar y relajarse? A grandes rasgos, las causas más comunes según la psicóloga especialista en Terapia de Pareja son:
– Más tiempo juntos: cuando una relación está bien, compartir tiempo va a ser algo deseado. Pero si existe tensión previa, estar más tiempo juntos sin herramientas de gestión nuevas solo aumentará la fricción entre ambos. Además, el tiempo juntos supone decidir en conjunto muchos más aspectos que en el día a día, no estando acostumbrados al cambio y a tanta decisión continuada. En este sentido, la convivencia también juega un papel importante, ya que no es igual compartir tiempos ajustados con la rutina laboral, que 24h al día.
– Altas expectativas: con respecto al tiempo compartido, con el disfrute que generará una actividad/viaje, con el potencial aumento de las experiencias sexuales por tener tiempo y relajación… Todas estas expectativas, cuando no se ven satisfechas, generarán presión y frustración en la relación, y mayor cuanto más rígida sea la persona. Además, puede (y suele) existir una diferencia entre las necesidades y deseos de cada miembro. Por lo que cada persona tiene unas expectativas y en tal caso, si no hay comunicación, es difícil que se vayan a cumplir.
– Más tiempo con familias de origen/amistades: el verano conlleva mayor tiempo para compartir no solo con la pareja, sino también con amistades y familiares. En este sentido, a mayor cantidad de gente con la que no se suele convivir, más probabilidad de conflicto y de crisis de pareja.
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Consejos para evitar la crisis de pareja
Silvia Cintrano nos da seis tips para evitar que las vacaciones supongan el fin de la relación o una crisis de pareja:
1. Planificar juntos: buscar el consenso desde una decisión en equipo, buscando un proyecto común, compartiendo las decisiones diarias y no un pulso continuado. Lo que se elija será desde las apetencias de ambos, valorando los gustos de cada uno y haciendo que cuenten.
2. Expectativas realistas: establecer actividades y planes que sean asumibles y realistas evitará frustrarse si no se cumplen, y será mucho más fácil conseguirlo y que cualquier bobada no desencadene una crisis de pareja.
3. Cuidar los espacios y necesidades tanto individuales como conjuntos: algunas aficiones o gustos serán comunes y podrán disfrutarse en pareja. Pero se debe dejar espacio a las necesidades y actividades individuales para alcanzar un bienestar completo.
4. Comunicación: buscar tiempo para escuchar y entender qué es lo que piensa y siente el otro, sin juzgar, siempre desde la empatía, escucha activa y el cariño. Expresar las propias necesidades para así intentar cubrirlas en pareja será fundamental.
5. Flexibilidad: aceptar que no todos los días pueden ser perfectos, y que puede haber cambios en los planes establecidos. En tal caso, buscar alternativas en equipo para salvar el contratiempo ayudará a crear más confianza y bienestar en pareja.
6. Foco también en lo positivo: se da por hecho que lo que está bien es lo que debe ser, y lo que está mal es lo que debe ser señalado. Que las cosas salgan bien es por un esfuerzo de los miembros de la relación, y la única manera de mantenerlo es ponerlo en valor, reforzarlo y señalarlo.
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