sábado, noviembre 23, 2024
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Wulff, un renovador democristiano que se consolidó en la Baja Sajonia alemana

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El primer ministro de Baja Sajonia, Christian Wulff, se convertirá previsiblemente el 30 de junio en presidente de Alemania, desde su posición de candidato «sorpresa» lanzado por las filas de la canciller Angela Merkel como solución de emergencia tras la dimisión intempestiva de Horst Köhler. Tres días después de la dimisión de Köhler por sus declaraciones vinculando las misiones del Ejército con los intereses económicos de Alemania, Wulff fue designado hoy para el máximo cargo de representación del país por Merkel y sus socios, el liberal Guido Westerwelle y el socialcristiano bávaro Horst Seehofer.

Wulff, quien en el 2003 se convirtió en jefe de Gobierno de Baja Sajonia desde su posición de joven renovador de la Unión Cristianodemócrata (CDU), responde a la imagen de político ambicioso, cuyo nombre sonó en repetidas ocasiones como eterno aspirante incluso a la Cancillería y rival interno de Merkel.

El aún líder regional se convertirá, salvo sorpresas, en el presidente más joven de la historia de la República Federal de Alemania (RFA), cargo al que accederá unas semanas después de cumplir los 51 años.

Rostro habitual de tertulias televisivas y prensa del corazón como exponente de familia perfecta, junto a su segunda esposa Bettina y su hijo de dos años, Wulff dejó atrás su perfil de innovador en la CDU en su etapa como líder de ese «Land, que gobierna en coalición con el Partido Liberal.

Baja Sajonia, con capital en Hannover, es un estado federado identificado sobre todo con el consorcio automovilístico Volkswagen
Ðcuya sede central está en Wolfsburgo- y cuyo Gobierno arrebató Wulff al socialdemócrata Sigmar Gabriel, heredero político en ese «Land» del entonces canciller Gerhard Schröder.

Antes de alcanzar ese objetivo, Wulff tuvo que encajar dos derrotas consecutivas en los comicios regionales del «Land» ante Schröder, al frente del Gobierno de Baja Sajonia desde 1990 a 1998, año en que accedió a la Cancillería tras ganar a Helmut Kohl. Ya en el cargo, Wulff limó su perfil de político renovador en las filas democristianas, aunque retuvo su aura de líder ambicioso, al acecho de alcanzar, cuando la ocasión lo permitiera, los máximos puestos del país, incluida la Cancillería, hasta que ahora llega su designación para la Presidencia.

El cargo presidencial es de carácter representativo y se elige por el voto de la Asamblea Federal, integrada por los 622 miembros de la cámara baja (Bundestag) más el mismo número de enviados de los «Lander» o estados federados, sean políticos o representantes de la vida pública, deportistas o personajes de la farándula.

Se le considera idóneo para el cargo en tanto que orador brillante, con el tono adecuado para las ocasiones más solemnes y emotivas, y asimismo como representante de aires renovadores.

Nacido en Osnabrück (Baja Sajonia), jurista y en las filas de la CDU desde 1975, Wulff será, tras Heinrich Lübke (presidente del país entre 1959 y 1969), el segundo católico que ocupa ese cargo.

Su designación como presidente fue resultado del rechazo manifiesto de varios de sus colegas y «barones» regionales de la CDU a la que se anunció prematuramente como favorita de Merkel para el puesto, la ministra del Trabajo, Ursula von der Leyen, médico de profesión y madre de siete hijos.

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