El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechazó este domingo la propuesta del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, de crear una comisión internacional para investigar el sangriento asalto del lunes a la Flotilla de la Libertad. «Le he dicho al secretario general de la ONU que la investigación de los hechos debe ser conducida de forma responsable y objetiva, (y) que estamos buscando otras alternativas, declaró Netanyahu en un encuentro con los ministros de su partido Likud en el gobierno.
El primer ministro respondía a informaciones aparecidas este domingo en la prensa acerca de que había dado su consentimiento a la ONU para que investigase los hechos a través de una comisión presidida por el ex primer ministro de Nueva Zelanda, Geoffrey Palmer, experto en Derecho Marítimo.
La comisión iba a incluir también a expertos estadounidenses, a un representante turco y a otro israelí, en un afán de mantener la mayor objetividad y transparencia posible.
«No es verdad que haya aceptado su oferta de verificar lo que ocurrió…. Tenemos que tratar este tema con cuidado, a la vez que protegemos los intereses nacionales de Israel y del Ejército, insistió Netanyahu sobre una conversación que tuvo con Ban el sábado por la noche, informan medios locales.
Nueve activistas turcos murieron el lunes al abordar comandos de elite israelíes el barco Mavi Marmara cuando se encaminaba a Gaza con ayuda humanitaria y la intención declarada de romper el bloqueo israelí a la franja.
«En la conversación con Ban le comuniqué toda la información que tenemos sobre la conducta de los miembros del grupo extremista turco (el IHH, organizador de la flotilla) que apoya el terrorismo, agregó Netanyahu en la comparecencia ante sus correligionarios. «Le dije -subrayó- que hay que descubrir quien los organizó, quien los financió, quien los equipó y cómo subieron al barco».
Israel sostiene que el grupo de activistas que atacaron a los primeros comandos que abordaron el barco desde helicópteros no subieron con el resto del pasaje, sino en otro puerto, por lo que no se sometieron a las revisiones de seguridad y llevaban armas blancas.
El rechazo de Netanyahu a la comisión supone una bofetada a los esfuerzos de Estados Unidos y de la ONU de solucionar la crisis, y a las presiones internacionales para que Israel levante el bloqueo a la franja palestina.
Con esta postura, el primer ministro israelí respalda la de su ministro de Defensa, Ehud Barak, quien se mostró partidario de no dejar que sus soldados sean investigados por una comisión internacional.
Las otras propuestas que baraja Netanyahu son del formato de la comisión que investigó la Guerra del Líbano de 2006, encabezada por el juez Eliyahu Winograd, y que en principio no contaría con el apoyo de Turquía ni de la comunidad internacional.
El «Rachel Corrie»
Este sábado, los soldados israelíes abordaron, esta vez sin incidentes, otra embarcación de la «flotilla» humanitaria para romper el bloqueo a Gaza, la irlandesa «Rachel Corrie, que se había quedado retrasada.
Sus diecinueve integrantes serán deportados a lo largo de la jornada a sus países de origen, tras haber aceptado la repatriación voluntaria, informó el Ministerio israelí de Interior.
La comunidad internacional ha pedido de forma unánime al Estado judío que investigue las circunstancias de su abordaje en aguas internacionales de uno de los barcos de la «Flotilla de la Libertad, una expedición cargada de ayuda humanitaria y con unas 750 personas a bordo.
El pasado jueves, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, manifestó su apoyo a que una comisión pública «abierta y transparente» investigue lo sucedido, aunque abogó por que esté liderada por un jurista israelí.
Israel asegura que sus soldados se vieron obligados a abrir fuego para salvar sus vidas de la «extremadamente violenta» reacción de los activistas que se encontraban en los barcos.
El caso recuerda al debate que se produjo sobre el establecimiento de un comité internacional que efectuase una investigación creíble e independiente sobre la ofensiva israelí en Gaza de hace año y medio, que causó la muerte de unos 1.400 palestinos, en su mayoría civiles.
Las autoridades israelíes optaron finalmente por desoír las peticiones internacionales y limitaron su respuesta a la investigación interna que el propio Ejército israelí había efectuado y en la que exculpó a las tropas.
Naciones Unidas estableció por ello un comité, liderado por el juez sudafricano Richard Goldstone, que acusó a Israel y al movimiento islamista Hamás, que controla Gaza, de crímenes de guerra.