sábado, noviembre 23, 2024
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La violencia étnica en Kirguizistán se salda con al menos 37 muertos y más de 300 heridos

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Al menos 37 personas han muerto y medio millar resultaron heridas en los enfrentamientos étnicos registrados entre el jueves y este viernes en el sur de Kirguizistán y que ponen a prueba la capacidad de las nuevas autoridades de controlar la situación en ese país de Asia Central. El ministerio de Sanidad kirguís informó de que, según los últimos datos, un total de 523 personas han solicitado asistencia médica, de las cuales 333 han tenido que ser hospitalizadas, y medio centenar de los heridos se encuentran en estado grave.

El Gobierno provisional de Kirguizistán admitió que los disturbios en la ciudad de Osh, centro regional en el sur del país, donde reside una importante minoría uzbeka, son de carácter interétnico. «Debemos tomar conciencia de que se trata de enfrentamientos entre dos etnias. Necesitamos fuerzas para detener a la multitud y poner fin al derramamiento de sangre, declaró en la capital del país, Biskek, la presidenta interina kirguís, Rosa Otunbáyeva.

Los desórdenes tuvieron lugar en el centro de Osh tras una pelea masiva entre jóvenes kirguises y uzbekos, que degeneró en actos de vandalismo, con saqueo de comercios y quema de coches, según la agencia oficial Akipress.

El ministerio del Interior kirguís aseguró que sus unidades, puestas en estado de máxima alerta, han logrado hacerse con el control de la situación y «desplazar a los grupos de jóvenes agresivos del centro de la ciudad». «Las fuerzas de seguridad han tomado el control de la ciudad, aunque en algunos sectores todavía actúan grupos violentos, aseguró en una conversación telefónica Farid Niyázov, portavoz del Gobierno provisional.

Estado de excepción

El funcionario explicó que los ministerios del Interior y Defensa han trasladado a Osh tropas y vehículos blindados y han declarado en la ciudad el estado de excepción y el toque de queda, que rige desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana.

Las autoridades han movilizado a un millar de agentes de la policía y unidades militares para patrullar las calles de Osh, con autorización de abrir fuego para disolver a los grupos violentos que amenacen la vida de la población civil. Sin embargo, medios locales afirman que las fuerzas del orden sólo controlan el centro de la ciudad, mientras en los suburbios continúan los enfrentamientos entre diversos grupos y se oyen disparos esporádicos.

Por su parte, los habitantes de la ciudad, preocupados por defender durante la noche sus casas y comercios de los grupos violentos y los saqueadores, cortan las calles con improvisadas barricadas, que a su vez impiden la circulación de las ambulancias y bomberos.

La situación en el sur kirguís fue tratada este viernes mismo en la capital uzbeka, Taskent, en una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), alianza regional que agrupa a China, Rusia y a cuatro países centroasiáticos: Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán. «Esperamos que la administración provisional de Kirguizistán, que debe demostrar su legitimidad y capacidad de gobernar, consiga controlar la situación. La falta de autoridad y control conduce a la violencia, declaró en el foro el presidente ruso, Dmitri Medvédev.

Ayuda humanitaria urgente

Medvédev añadió que «sólo un poder eficaz y capaz de resolver los problemas políticos y económicos del país puede ganarse la confianza del pueblo» y anunció la decisión de los líderes de la OCS de prestar urgentemente ayuda humanitaria a Kirguizistán, considerado el país más pobre de la región.

Al mismo tiempo, Medvédev descartó que la comunidad postsoviética recurra a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, su alianza militar liderada por Rusia, para restablecer el orden en Kirguizistán, al explicar que la misma sólo puede utilizarse ante invasiones desde el exterior y no en conflictos internos.

La embajada de los Estados Unidos en Biskek expresó su «preocupación» por los desordenes en el sur de Kirguizistán e instó a las partes del conflicto a renunciar a la violencia.

Mientras, la nueva líder kirguís denunció que esa violencia es aprovechada -si no provocada- por fuerzas políticas que «buscan frustrar el referéndum constitucional convocado para el próximo 27 de junio». Agregó que en Biskek «se reparten octavillas contra el Gobierno provisional y con llamamientos a torpedear el plebiscito».

Las nuevas autoridades celebran el referéndum para recortar las facultades del jefe del Estado y convertir el país en una república parlamentaria, y han convocado para el 10 de octubre elecciones legislativas, tal y como les había exigido la comunidad internacional.

El Gobierno provisional asumió el control de Kirguizistán tras violentos choques entre los cuerpos de seguridad y manifestantes opositores en Biskek el pasado 7 de abril, que llevaron al derrocamiento y huida del país del presidente Kurmanbek Bakíev, acusado de corrupción y abusos. 

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