Al menos 208 personas murieron en los choques étnicos que estallaron el pasado día 11 en el sur de Kirguizistán, según el nuevo balance de víctimas ofrecido este lunes por el Ministerio de Sanidad de esa antigua república soviética en Asia Central. «De acuerdo con los datos oficiales del Ministerio de Sanidad, el número de muertos en los disturbios que tuvieron lugar en el sur del país ha subido a 208 personas, informó la oficina de prensa de esa cartera, según por la agencia rusa Interfax.
Sin embargo, la presidenta interina de Kirguizistán, Rosa Otunbáyeva, ha admitido que la cifra real de víctimas mortales es mucho más elevada, y en una entrevista con un medio ruso llegó a decir que «las cifras oficiales las multiplicaría por diez». El Gobierno provisional kirguís, que asegura que la situación en el sur del país poco a poco se normaliza, anunció este lunes la reducción en dos horas del toque de queda que rige en Jalal-Abad, ciudad que junto con Osh fue escenario de los sangrientos enfrentamientos entre kirguises y uzbekos. El anuncio de la medida coincidió con la llegada de Otunbáyeva a esa ciudad en visita de trabajo.
En Jalal-Abad, además de reunirse con las autoridades locales, la presidenta interina visitará hospitales donde se encuentran las personas heridas en los enfrentamientos entre kirguises y uzbekos. Según el Gobierno provisional, estos choques fueron provocados y financiados por el entorno del depuesto presidente Kurmanbek Bakíev, actualmente refugiado en Bielorrusia y cuya extradición demanda Biskek.
Las autoridades kirguises han denunciado que los partidarios de Bakíev buscan frustrar la celebración del referéndum constitucional convocado para el próximo día 27. La ministra de Justicia en funciones, Aída Salíanova, declaró este lunes que la consulta no se aplazará pese a que en determinados territorios rige el estado de excepción.
«No hay motivos suficientes para aplazar el referéndum, dijo Saliánova, según Interfax. El sábado pasado, durante su visita a Biskek, el subsecretario de Estado norteamericano para Asia Central, Robert Blake, declaró que se requiere una «investigación independiente (de los sucesos en el sur de Kirguizistán) con participación de fiables organismos internacionales».
De acuerdo con organismos humanitarios de la ONU, los choques étnicos han causado al menos 300.000 desplazados dentro de Kirguizistán y más de 100.000 refugiados en Uzbekistán, mientras que la cifra total de los que necesitarán ayuda puede llegar a un millón de personas.