El Ministerio chino de Seguridad Pública anunció este jueves el desmantelamiento de un grupo de diez terroristas presuntamente vinculado al separatista Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM) en la región noroccidental de Xinjiang, informó la agencia oficial Xinhua. Dos líderes del grupo, nacidos en Xinjiang, fueron identificados como Abdurixit Ablet, de 42 años, y Semaier, de 33, señaló Wu Heping, portavoz ministerial.
Según Xinhua, el grupo estuvo involucrado en los ataques violentos contra la policía fronteriza en la ciudad china de Kashgar (oeste de Xinjiang) y en ataques con explosivos ocurridas en el distrito de Kuqa días antes del inicio de los JJOO de Pekín en 2008. Además, según la misma fuente, los detenidos confesaron que habían preparado una cadena de atentados entre julio y octubre de 2009 en las ciudades de Kashgar, Hotan y Aksu, aunque finalmente estos ataques fueron abortados por la policía.
Las autoridades policiales aseguraron que esta banda recibía ayuda financiera y colaboradores del extranjero, aunque no detalló en qué país. El anuncio del Gobierno chino se produce a menos de dos semanas del aniversario, el 5 de julio, de los violentos enfrentamientos entre uigures y chinos de la mayoría étnica han, que causaron unos 200 muertos.
En este sentido, el pasado 20 de junio, las autoridades chinas lanzaron una campaña de un mes para controlar a la minoría uigur y prevenir nuevos conflictos étnicos, que incluye el despliegue de mil efectivos adicionales de las fuerzas de seguridad. Se buscarán explosivos y productos que pudieran ser usados como veneno en centros comerciales, hoteles, mercados e instalaciones públicas de agua y electricidad, informaron.
Movimientos independentistas de minorías étnicas de Xinjiang como la uigur -de los que el ETIM es el más conocido- reivindican la creación de un estado independiente llamado Turkestán Oriental en la actual Xinjiang, la división administrativa más grande de China. Pekín argumenta que estos grupos son terroristas e incluso tienen vínculos con la red Al Qaeda, mientras que grupos de derechos humanos y uigures en el exilio acusan al régimen comunista de usar la lucha contra estas organizaciones para aumentar la represión religiosa y cultural contra las minorías del noroeste chino.