Elián González, el niño náufrago cubano que se convirtió en objeto de una batalla internacional por su custodia hace una década en Miami, ha declarado este miércoles, en sus primeras declaraciones públicas en varios años, que se siente feliz por haber vuelto a Cuba, aunque ha admitido que no guarda rencor a sus familiares de Miami que lucharon para se quedara con ellos en Estados Unidos.
«Es la tierra a la que pertenezco, aquí me siento bien», dijo González a un grupo de periodistas tras un servicio religioso en La Habana para conmemorar el décimo aniversario de su regreso al a isla.
«Gracias a la propia ayuda de una gran parte del pueblo norteamericano y nuestro pueblo, hoy estoy con mi padre y esto es todo», prosiguió el adolescente, de 16 años, que estudia la carrera militar en Cuba.
Elián era un fotogénico niño de cinco años cuando fue encontrado flotando en un neumático frente a la costa de Florida en noviembre de 1999. Su madre y otros cubanos que lo acompañaban habían muerto mientras trataban de llegar a Estados Unidos desde la isla, situada 145 kilómetros al sur.
Su caso pronto se convirtió en un capítulo importante en la larga batalla entre La Habana y Miami, cuando la familia de su tío abuelo trató de que el niño permaneciera en Estados Unidos.
El entonces presidente cubano, Fidel Castro, convirtió el regreso del niño junto a su padre y sus abuelos en una campaña internacional, que terminó ganando cuando los agentes de inmigración estadounidenses, a punta de pistola, detuvieron al niño en la casa de sus familiares en Miami.
«A pesar de que no nos apoyaron en todo (…) no les guardo rencor», dijo Elián sobre su familia en Estados Unidos. Elián regresó a Cuba y tuvo una gran bienvenida el 28 de junio del 2000. Dos días después, Fidel Castro asistió a un servicio celebratorio en la misma iglesia donde se llevó a cabo la ceremonia del miércoles.
Castro, que actualmente tiene 83 años y está convaleciente tras serios problemas de salud, no asistió en esta ocasión, pero su hermano y sucesor, el presidente Raúl Castro, se sentó junto al joven Elián, que vestía un pantalón blanco y una camisa de mangas cortas. Ambos conversaron durante el servicio, y el presidente Castro lo abrazó a él y a sus familiares antes de irse, sin hablar con la prensa.
Para desagrado de los exiliados anticastristas en Florida, González se ha unido al Partido Comunista y apoya la revolución que llevó a Fidel Castro al poder en 1959. El joven ha permanecido alejado de la prensa, pero de vez en cuando aparecen historias sobre él en los medios cubanos.
Su padre, Juan Miguel González, declaró ante los periodistas mientras él y su hijo posaban para los fotógrafos en la iglesia que definitivamente había sido la decisión correcta traer a Elián de vuelta a Cuba. «este jueves en día estoy más seguro todavía que en aquel momento (…). Verlo este jueves en día a mi hijo encaminado con buenos resultados en la escuela, es síntoma de que lo que hicimos no lo hicimos por gusto», declaró.
A diferencia de su hijo, González dijo que aún guarda cierto rencor a la familia en Miami por no haberlo ayudado a traer de vuelta a Elián, y tuvo un mensaje simple para ellos. «Seguimos aquí unidos, con mi pueblo, que se portó mejor que ellos, siendo familia», dijo.