Una veterana activista de derechos humanos iraní ha advertido de que Sakineh Mohammadie Ashtiani, madre de dos hijos, puede ser lapidada hasta la muerte en cualquier momento bajo los términos de una sentencia de muerte dictadas por las autoridades iraníes.
Sólo una campaña internacional diseñada para presionar al régimen de Teherán puede salvar su vida, cuenta Mina Ahadi, jefe de la Comisión Internacional contra la lapidación y la pena de muerte.
«Legalmente todo ha terminado», dijo Ahadi este domingo. «El caso está cerrado. Sakineh puede ser lapidada en cualquier momento.» Por eso hemos decidido comenzar un amplio movimiento internacional público para ayudarla».
Ashtiani, de 42 años, será enterrada hasta el pecho, según un informe de Amnistía Internacional citando el código penal iraní. Las piedras que se le arrojarán serán lo suficientemente grandes como para causar dolor pero no tan grandes como para matarla de inmediato.
Ashtiani, quien es de la norteña ciudad de Tabriz, fue declarada culpable de adulterio en 2006. Se vio obligada a confesar después de ser sometido a 99 azotes, cuenta el abogado de derechos humanos, Mohammad Mostafaei, a CNN.
Más tarde se retractó de la confesión negando haber actuado mal. Su convicción no se basa en pruebas sino en la determinación de tres de los cinco jueces, dijo Mostafaei. Ella ha pedido perdón a la corte pero los jueces se negaron a conceder el indulto.
Mostafaei cree que el idioma es una barrera que impide a su cliente comprender plenamente los procedimientos judiciales. Ashtiani es de origen azerbaiyano y habla turco, no persa.
El caso de Ashtiani no es una excepción en Irán sino la regla, según Amnistía Internacional, que monitorea los casos de pena de muerte en todo el mundo.
«La mayoría de los condenados a muerte por lapidación son mujeres, que sufren de manera desproporcionada tal pena,» dijo el grupo de derechos humanos en un informe de 2008.
El miércoles, Amnistía hizo un nuevo llamamiento al gobierno iraní para que suspenda inmediatamente todas las ejecuciones y conmute todas las condenas de muerte. El grupo ha registrado 126 ejecuciones en Irán desde el inicio de este año al 6 de junio.
«La organización también insta a las autoridades a revisar y derogar las leyes de pena de muerte, a revelar los detalles de todas las condenas a muerte y las ejecuciones y a unirse a la creciente tendencia internacional hacia la abolición», dijo el comunicado.
Ahadi, quien huyó de Irán en la década de 1980, dijo a CNN que la presión de Amnistía Internacional y otras organizaciones e individuos es probablemente la única manera de salvar a Ashtiani.
«La experiencia muestra que cuando la presión es muy alta, el gobierno islámico empieza a decir algo diferente», dijo.
En Washington, el Departamento de Estado ha criticado el apedreamiento programado, diciendo que planteó serias dudas sobre violaciónes de los derechos humanos por el gobierno iraní.
«Estamos muy preocupados de que el castigo no se ajusta al supuesto delito», dijo el secretario adjunto de Estado este jueves. «Para una sociedad moderna como Irán, pensamos que esto plantea importantes cuestiones de derechos humanos.»
Llamadas sistema judicial «desproporcionada» de Irán en su tratamiento de las mujeres, Crowley dijo: «Desde el punto de vista de los Estados Unidos, no creemos que poner a las mujeres a muerte por adulterio es un castigo apropiado».
Activistas de derechos humanos han estado presionando al gobierno islámico para abolir la lapidación, argumentando que las mujeres no reciben el mismo trato ante la ley en Irán y son especialmente vulnerables en el sistema judicial. El testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre, dicen.
El artículo 74 del Código Penal iraní requiere por lo menos cuatro testigos para recibir sentencia de lapidación por un adulterio, pero no hubo testigos en el caso de Ashtiani. Mostafaei dijo que no podía entender cómo un método tan salvaje de la muerte podría existir en el año 2010 o cómo una mujer inocente puede ser arrancada de sus hijos, quiénes han escrito a la corte pidiendo por la vida de su madre.
El público no podrá ser testigo de la lapidación, dijo Mostafaei, por miedo a la condena de un método tan brutal. Él es la esperanza de que no haya una ejecución.