Cientos de niños hijos de inmigrantes venidos de todo el país pidieron este jueves al presidente estadounidense, Barack Obama, que no deporten a sus padres, en una concentración ante la Casa Blanca en la que pidieron una reforma migratoria justa. «Muchos de nosotros hemos sufrido demasiado tiempo porque nuestros padres han sido arrestados, están detenidos, o fueron deportados. El presidente Obama no ha mantenido su promesa con nosotros, se ha olvidado de nosotros y no entendemos porqué», dijo Kyle, un adolescente de 15 años, cuya hermana fue asesinada en Irak hace dos años y ahora lucha para que no deporten a su madre.
Una historia trágica pero, lamentablemente, también conocida por Alberto Segurida, de 40 años, quien después de perder a una hija en Irak se enfrenta a una deportación el próximo 30 de noviembre.
«No sé que va a pasar conmigo. Mi esposa y mis hijos son ciudadanos. Mi hija murió en Irak hace tres años y ahora quieren separarme todavía más de mi familia», dijo Segurida.
La consigna fue clara: «Ninguna persona, presidente o grupo puede negar el derecho de una familia a estar unida», reivindicó el congresista Luis Gutiérrez que acompañó a organizaciones como Casa de Maryland, Familias Latinas Unidas, Alianza Mexicana, y grupos de Chicago, Nueva York, Houston, Maryland, Baltimore, Carolina del Sur y Florida.
A diferencia de otras manifestaciones ésta tenía algo de particular y es que eran los propios niños los que se dirigían al presidente Obama con gritos en inglés y en español como «¡Ey Ey Obama don’t deport my momma!» (Obama no deportes a la mama), «Stop deportations now» (Pare las deportaciones ahora) o «It’s in your hands» (Está en sus manos) .
Los ojos de Brietzy Lino brillaban este jueves al mirar a los periodistas que le preguntaron por qué estaba allí. «No quiero que me quiten a mi mamá», citada para ser deportada a México en mayo.
«Le pido a Obama que cumpla su promesa que va a dar papeles a toda la gente», dice la niña, quien con tan sólo 9 años aseguró que si echan a su madre ella cuidaría de sus hermanas menores.
Gutiérrez, que fue recibido con gritos de «Gutiérrez presidente», aseguró que la reforma migratoria es un asunto de justicia social que va más allá de ideales políticos.
«Estos niños son nacidos en Estados Unidos y se merecen que su Gobierno proteja a su familia, sin embargo, tienen que enfrentarse todos los días al miedo de que cuando lleguen a casa el gobierno federal se haya llevado a su madre o a su padre», dijo Gutiérrez.
«Esta administración tiene que cumplir con sus promesas, acabar con las deportaciones, y con la destrucción de familias. Viendo los ojos de estos niños entiendo que no hay tiempo para ningún descanso.
Necesitamos la reforma de inmigración este jueves y ahora mismo» enfatizó al grito de «si se puede».
En cuanto a la decisión de la corte federal de Arizona de bloquear partes de ley de inmigración, que convierte en delito ser inmigrante ilegal, el congresista consideró que ha sido «una pequeña victoria» y que «mañana es el día» para que Obama se reúna con su equipo para empezar a discutir sobre la reforma.
«Señor presidente no nos rechace, somos parte de su familia americana. Abra las puertas de la Casa Blaca y permita que los niños puedan hablar como hizo esa niña en Maryland que pidió a la primera dama que no deportara a sus padres».
Con la inocencia propia de un niño, la pequeña Daisy Cuevas preguntó el pasado mayo a Michelle Obama, en una visita a su escuela, si «Barack Obama está sacando a las personas que no tengan papeles».
La menor de origen peruano, que este jueves estaba en la manifestación pero no quiso hablar con los medios, se convirtió en un símbolo del sufrimiento de miles de niños hijos de inmigrantes.
«A los siete años un niño debe estar preocupado con qué juguete debe jugar (…) no de que sus padres no va a estar con ellos», dijo Gutiérrez.
Desde que comenzó el período fiscal 2010, el 1 de octubre pasado, y hasta el 7 de junio, fueron deportadas 227.163 personas, de las cuales 113.453 habían cometido crímenes.