El príncipe de Gales ha comenzado un viaje en tren de cerca de una semana por el Reino Unido, que el diario británico The Guardian califica de «opulento» y contradictorio con el mensaje ecologista que lleva.
En la estación escocesa de Glasgow, el heredero del trono subió el lunes al tren, cuyos vagones -ocho para un grupo de sólo 14 viajeros-, albergan un estudio a la medida del príncipe, un gran comedor, un dormitorio con dos camas y cuarto de baño.
El contraste entre la «opulencia del tren, digno de un oligarca» y el objetivo del viaje puede «chirriarles a algunos, escribe el diario, según el cual el viaje les costará a sus futuros «súbditos» un mínimo de 50.000 libras -unos 60.000 euros-.
De aquí al viernes, el tren real atravesará Escocia, Inglaterra y Gales para predicar las virtudes de la revolución sostenible, de los pañales tradicionales frente a los desechables y de viajar en bicicleta o en tren en lugar de en medios de transporte más contaminantes como el avión o el automóvil.
La campaña, bautizada «Start» (Comienzo), no trata de «dar lecciones a nadie ni de asustar, según dijo ayer el propio Carlos de Inglaterra al emprender el viaje.
La iniciativa costará unos 2,4 millones de euros al año, según el periódico, y el príncipe ha contratado para que la dirija a un experto en mercadotecnia a la vez que se ha asegurado el patrocinio de importantes empresas como la telefónica BT, los supermercados Asda o la eléctrica EDF.
La noche pasada, el tren llevó al príncipe y a sus acompañantes desde Edimburgo hasta el oeste de Gales y esta noche cruzará Inglaterra de suroeste a noreste para que el primogénito de Isabel II pueda visitar un mercado local en Newcastle upon Thyne antes de dirigirse a Londres.
El director de la organización republicana «Republic, Graham Smith, ha criticado el viaje, que calificó de espectáculo político, y dijo que el príncipe «ha cruzado la línea que separa al heredero del trono del simple activista político, por lo que pidió que el Parlamento investigue el uso que está haciendo de los fondos públicos.
Cuando anunció su iniciativa Start, Carlos de Inglaterra dijo que se la imaginaba como la Gran Exposición londinense de 1851, en plena era victoriana, que fue un despliegue espectacular de las nuevas tecnologías destinadas a transformar el mundo.
El príncipe publicará el próximo otoño un libro que ha escrito titulado «Harmony» (Armonía), en el que expone sus ideas sobre la defensa del medio ambiente, así como un documental para la TV con el mismo título.
En él, señala The Guardian, el príncipe declara que tal vez haya encontrado por fin su papel en el mundo: «En cierto modo me imagino que si he nacido para esta posición es por algo».