Una elección interna al liderazgo del Partido Democrático (PD) decidirá este martes, si Naoto Kan extiende sus tres meses en el Gobierno de Japón o si este país cambia de primer ministro por tercera vez en un año.
Los 345.000 militantes del PD, en el poder desde septiembre de 2009, votarán a su presidente, puesto que en Japón va aparejado al cargo de primer ministro, y, aunque Kan lleva una ligera ventaja por su mayor popularidad, nadie se atreve a hacer apuestas.
Su único contendiente es Ichiro Ozawa, un veterano legislador de 68 años apodado el «Shogun en la sombra» por su control de los mecanismos del poder político entre bambalinas, que tiene una aparente ascendencia dentro del partido aunque escaso apoyo popular.
Ambos políticos afirman que, sea cual sea el resultado, se mantendrá la unidad del partido y consideran su gran reto apuntalar la recuperación económica, algo que para Ozawa pasa por una posible intervención a favor del yen y, para Naoto Kan, por garantizar la salud fiscal de Japón.
Kan, de 63 años, encabeza el favor del público en los sondeos (casi un 70% de respaldo) pero no está claro cómo votarán los miembros del PD, sobre todo los 411 legisladores, cuyo sufragio supone el 70 por ciento de 1.222 puntos en juego mañana.
Varios medios aseguran este lunes que entre 30 y 50 legisladores no saben aún si se inclinarán por Kan o por Ozawa, que tendrían ya asegurados, cada uno, el apoyo de al menos 180 parlamentarios.
Un complejo sistema otorga el doble de puntos al sufragio de los diputados y senadores de la Dieta (Parlamento), seguidos por los legisladores de las asambleas regionales y, en último lugar, los militantes de base. El voto es secreto.
Este lunes, último día de campaña a la elección interna, Kan se reunió con algunos diputados indecisos y Ozawa visitó organizaciones cercanas al PD, como la Confederación de Sindicatos de Japón, para tratar de influir en los legisladores a los que son cercanos.
A su favor, Naoto Kan cuenta con su mayoritario apoyo popular y que casi nadie quiere otro Gobierno en Japón, que ha sumado cinco primeros ministros en sólo cuatro años, mientras Ozawa da la imagen de un líder más fuerte y resolutivo.
En su contra, Ichiro Ozawa tiene escasas simpatías entre público y prensa por su verbo brusco y su imagen maquiavélica, pero a Kan, en sus apenas tres meses de mandato, ya le ha dado tiempo a perder unas elecciones.
La fuerza política a la que pertenecen es una amalgama de socialistas, jóvenes políticos y desertores del Partido Liberal Demócrata (PLD), que gobernó Japón durante medio siglo hasta que hace un año fue derrotado en los comicios generales.
Aunque entonces el PD logró dos tercios de los votos con sus promesas de cambio, en los comicios parciales al Senado de julio fue derrotado, un mes después de que el líder que lo llevó a aquella abrumadora victoria, Yukio Hatoyama, renunciase por su baja popularidad.
Naoto Kan, sucesor de Hatoyama desde el 8 de junio, ha insistido durante esta campaña interna que Japón no debe cambiar de nuevo de primer ministro en un entorno de fragilidad económica.
Ozawa, por su parte, ha expresado su rechazo a las políticas de Kan durante su corto mandato y ha explicado que se presenta a la liza porque así se lo han pedido sus partidarios.
Los dos candidatos se han comprometido a apoyar una economía japonesa muy afectada por la deflación y la apreciación del yen, aunque con distintos métodos.
Ozawa es favorable a un mayor gasto público para estimular el crecimiento y a intervenir a favor del yen, al tiempo que Kan apoya rebajar la fuerte deuda pública del país, cercana al 200 por ciento del PIB, mediante un mayor control fiscal que no excluye la subida de impuestos.