El golpe más duro contra las FARC desde que Juan Manuel Santos asumió la Presidencia de Colombia, en agosto pasado, acabó con un destacado jefe y líder político de esa guerrilla, encargado de las acciones terroristas en la frontera con Ecuador, y otros 26 rebeldes, informaron este lunes las autoridades.
El informe ofrecido por el director de la Policía, general Óscar Naranjo, concluye que murieron 27 guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los bombardeos del domingo pasado en las cercanías del río San Miguel, en el departamento del Putumayo (sur), fronterizo con Ecuador.
En un principio se habló de 22 rebeldes muertos, cuyos cuerpos están en poder de las autoridades, pero Naranjo dijo este lunes que hay otros cinco fallecidos que los guerrilleros lograron sacar de la zona bombardeada.
Fue «el golpe más contundente a las FARC de los últimos años, declaró este lunes a varias emisoras el ministro colombiano de Defensa, Rodrigo Rivera, al anunciar que entre los muertos está Sixto Antonio Cabana Guillén, jefe y líder político del frente 48 de esa guerrilla.
La noticia del fallecimiento de Cabana Guillén, de 55 años y conocido con el alias de «Domingo Biojó, fue confirmada después por el general Naranjo.
Al parecer, «Domingo Biojó» era muy cercano a Luis Edgar Devia («Raúl Reyes»), muerto en un bombardeo colombiano en Ecuador en 2008 cuando era portavoz internacional de las FARC, y a su sucesor, Luciano Marín Arango («Iván Márquez»), quien se ha movido en los últimos tiempos entre las selvas fronterizas de Colombia con Venezuela.
También era hombre de confianza de Milton de Jesús Toncel («Joaquín Gómez»), miembro del Secretariado (cúpula) del grupo insurgente, y fue miembro del comité de negociaciones del fracasado proceso de diálogo entre el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) y las FARC en la extensa región del Caguán (sur).
«Domingo Biojó, quien llevaba más de 25 años en la guerrilla, se encargaba ahora de intentar «reactivar» las acciones terroristas en la frontera de Colombia con Ecuador, donde también dirigía el «trabajo político» del Bloque Sur, según las autoridades.
Sobre él pesaba una circular roja de Interpol y estaba entre los 50 cabecillas de las FARC requeridos por el Departamento de Estado de EEUU, de acuerdo con la información facilitada por la Policía.
En la zona donde se llevó a cabo el bombardeo había tres campamentos en los que se cobijaban unos 60 rebeldes, añadieron las autoridades.
El presidente Santos agradeció el domingo a Ecuador la colaboración brindada, pero el Gobierno de ese país aclaró que los combates se libraron en «territorio colombiano» y «entre fuerzas colombianas, al negar cualquier participación.
Ecuador «lo que hace es mantener su frontera bajo custodia y bajo seguridad y eso, evidentemente, ayuda a la estabilización de la región y de la frontera, dijo a Efe en Quito el ministro de Seguridad Interna y Externa de ese país, Miguel Carvajal.
Colombia y Ecuador acordaron el pasado 10 de septiembre activar de inmediato la Comisión Binacional de Frontera (Combifron) para reforzar la seguridad en esa zona tras la muerte de ocho policías en un ataque de las FARC en el Putumayo.
El frente 48 de las FARC, objeto de los bombardeos del domingo, fue precisamente el responsable de esa acción, una de las más mortíferas desde que Santos asumió la Presidencia, el pasado 7 de agosto.
El ministro Rivera sostuvo que el golpe al frente 48 ha sido «más contundente» en número de bajas de lo que fue la «Operación Fénix, el bombardeo en 2008 a un campamento de las FARC en Ecuador en el que murieron 26 personas, entre ellas «Raúl Reyes, y que motivó la ruptura de las relaciones bilaterales por Quito, aún no restauradas.
Esa operación, en marzo de 2008, y la muerte por causas naturales el mismo año del fundador de las FARC, Pedro Antonio Marín («Manuel Marulanda Vélez» o «Tirofijo»), marcaron el inicio de una etapa de declive en el grupo rebelde, afirman las autoridades colombianas.
Sin embargo, expertos en seguridad consideran que las FARC fortalecieron en 2009 su capacidad de hacer daño al cambiar sus estrategias de combate.
Solo en este mes de septiembre, los guerrilleros han matado a unos 40 policías y militares, en ocasiones con la cooperación del también grupo rebelde Ejército de Liberación Nacional (ELN).