La primera jornada de la cumbre de la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) reabrió este martes con fuerza el debate global sobre la instauración de una tasa a las transacciones financieras para combatir la pobreza.
La polémica propuesta planteada por Francia y España fue la mayor novedad en la apertura de esta cita de tres días, ya que contrastó con la reiteración de promesas de ayuda y de buenas intenciones que en general caracterizaron las demás intervenciones.
La cumbre reunirá del 20 al 22 de septiembre a unos 140 dirigentes de todo el mundo con el fin de impulsar el cumplimiento de los compromisos adoptados hace diez años para reducir el hambre y la pobreza extrema en el mundo, entre otras metas de desarrollo.
«Hay que instaurar una tasa sobre las transacciones financieras internacionales destinada a cumplir los Objetivos del Milenio y mi Gobierno se compromete a defenderlo, a llevarlo a la práctica y a aplicarlo en todos los foros internacionales, afirmó el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Consideró «bastante sensato, justo y lógico» que los países que en la reciente crisis han salido al rescate del sistema financiero pidan ahora «un mínimo esfuerzo» de colaboración a ese sistema para sacar de la miseria y la pobreza extrema a millones de seres humanos.
Igual de rotundo se expresó poco antes el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien aseguró que incluirá la propuesta en los debates que se produzcan este año durante la presidencia del G-20 y el G-8.
«Aquí se puede decidir la imposición de un impuesto a las transacciones financieras ¿Por qué esperar? Las finanzas están globalizadas ¿Por qué no pedir a las financieras que contribuyan a estabilizar el mundo?, afirmó el mandatario francés.
La reapertura del debate sobre las transacciones financieras fue recibida con aplausos por un buen número de oganizaciones no gubernamentales (ONGs), que han abogado durante años por estas fuentes innovadoras de financiación.
«Con casi mil millones de personas hambrientas y mil mujeres muriendo a diario en partos se necesita dinero para cumplir las metas en el terreno del desarrollo y salvar vidas, dijo en un comunicado la portavoz de Oxfam (organización internacional de lucha contra la hambruna), Emma Seery.
Francia podría contar con el apoyo de unos 60 países favorables a este tipo de mecanismos, pero la propuesta está lejos de ser universalmente aceptada y afronta la resistencia de países como Estados Unidos.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió en su intervención, además de inversiones, voluntad política para hacer realidad el objetivo de erradicar la extrema pobreza en 2015. «Pese a los obstáculos, pese al escepticismo, pese a que se acerca el plazo de 2015, los Objetivos son alcanzables, agregó.
Camino de la meta
Naciones Unidas estima que el mundo está en camino de cumplir la meta de reducir para 2015 a la mitad los índices de pobreza extrema registrados en 1990, pero teme que no se logren metas como la igualdad de género o la reducción de la mortalidad materna.
En ese aspecto, la directora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), la española Inés Alberdi, afirmó que incorporar a la mujer en todos los ámbitos de la sociedad es una cuestión de derechos humanos y de sensatez económica.
«Gobiernos de todo el mundo se han dado cuenta del potencial de la mujer y les dan cada vez más acceso a los bienes necesarios para sus actividades, indicó.
En ese aspecto, según cifras de la ONU, las restricciones a la actividad económica de la mujer causa una pérdida anual de entre 42.000 y 48.000 millones de dólares sólo en Asia y Pacífico.
Por su parte, los dirigentes latinoamericanos que tomaron este martes la palabra pidieron una democratización de las economías de los países ricos para incorporar al desarrollo a millones de personas que viven en la pobreza.
«El acceso a los mercados internacionales es tan importante como la ayuda oficial al desarrollo, afirmó el presidente de Honduras, Porfirio Lobo, primer orador latinoamericano en la cumbre.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue uno de los más críticos al subrayar que los modelos económicos actuales son responsables de la pobreza y propuso romper con la dependencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) creando una institución financiera del sur para los países en vías de desarrollo que no imponga condiciones y ajustes estructurales.
«El objetivo de destinar el 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de las economías ricas a la ayuda al desarrollo es el pago de una deuda con el sur, afirmó.
Con un discurso opuesto, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, afirmó que hay que redoblar el esfuerzo para lograr un rápido crecimiento económico mundial que permita luchar eficientemente contra la pobreza y, para ello, apostó por fomentar el comercio internacional.
Invitó a las economías desarrolladas a proseguir con sus ayudas al desarrollo y a fomentar el comercio internacional, ya que son «de las maneras más importantes que tienen los países avanzados para ayudar a sus vecinos con bajos ingresos sin costes presupuestarios».