El Gobierno afgano ha mantenido «contactos con los talibanes y sus líderes», según reconoció a Efe un portavoz presidencial de Afganistán, que ligó futuros pasos en el diálogo al recién constituido Consejo de Paz gubernamental.
«Se han producido contactos con los talibanes y sus líderes. No puedo entrar en detalles», aseveró a Efe el viceportavoz presidencial Seyamak Herawi.
Herawi ni confirmó ni desmintió una información publicada por el diario estadounidense Washington Post, según la cual el Gobierno y los talibanes han iniciado conversaciones secretas de alto nivel para negociar el final de la guerra afgana.
«Tenemos ahora un Consejo de Paz. Cualquier nuevo paso será dado por el Consejo de Paz», concluyó Herawi, quien recordó que el Gobierno anunció ya su propósito de hablar con quienes «no son terroristas» y «acepten la ley y la Constitución afganas».
El Gobierno afgano anunció a comienzos de septiembre la creación de un Consejo de Paz con el fin de dialogar con el movimiento talibán y otros grupos insurgentes, y nombró, ya a finales de ese mes, a sus 68 integrantes.
Uno de esos miembros, Abdul Hamid Mubariz, jefe de la Unión Afgana de Periodistas, aseguró hoy a Efe que el Consejo celebrará mañana su primera sesión y expresó su satisfacción ante el hecho de que exista un diálogo entre el Gobierno y los insurgentes con vistas a lograr la paz.
Mubariz dijo no estar al tanto de la información aparecida en el diario estadounidense, pero sí reveló que el mes pasado viajaron a Kabul antiguos miembros del estamento político y militar paquistaní que hablaron en representación de los talibanes.
«(El ex ministro de Interior, Aftab Ahmad) Sherpao y el ex jefe del ISI Asad Durrani llegaron a Kabul representando a los talibanes, y se vieron con el ministro afgano de Educación, Faruq Wardak, y el diputado Mirwaiz Yasini», sostuvo Mubariz.
Según publica hoy «The Washington Post», que se apoya en media docena de fuentes amparadas por el anonimato, las nuevas conversaciones son una continuación de otras que concluyeron sin acuerdos hace más de un año en Arabia Saudí.
Los representantes insurgentes cuentan en teoría, según esas fuentes, con la autorización del principal líder talibán, el mulá Omar, para hablar en nombre de la sura de Qüetta, que tiene su base en algún lugar de la provincia paquistaní de Baluchistán (suroeste).
Hasta el momento, los portavoces talibanes han fiado en público el cese de la violencia y el fin de la guerra a la salida previa de Afganistán de las tropas extranjeras, unos 150.000 soldados que se hallan desplegados por todo el país.
Según la versión del diario, un extenso acuerdo fijaría un calendario de retirada de las tropas internacionales a la par de la incorporación al Gobierno afgano de algunas figuras de la cúpula talibán.
Información del ‘Washington Post’
El Gobierno afgano y representantes de una de las principales facciones de los talibanes han iniciado conversaciones secretas de alto nivel para negociar un final a la guerra, según fuentes afganas y árabes citadas en su edición digital por el diario ‘The Washington Post’.
Según el rotativo, que cita media docena de fuentes directamente relacionadas con el proceso y que han hablado bajo condición de anonimato, las conversaciones son continuación de las que concluyeron sin acuerdos hace más de un año y que tuvieron como anfitrión a Arabia Saudí.
El periódico insiste en destacar el carácter preliminar de las conversaciones con la facción talibán encabezada por el mulá Omar, de quien se supone cuentan con su autorización para hablar en nombre de la sura de Qüetta, con base en el suroeste de la provincia paquistaní de Baluchistán.
Una de las fuentes aseguró que los citados interlocutores se toman muy en serio la búsqueda de una solución, aunque los portavoces de los talibán reiteran en público la exigencia de la salida de las tropas extranjeras.
Según esta versión, un extenso acuerdo contemplaría un calendario de retirada de las tropas internacionales simultáneo a la incorporación de algunas figuras del movimiento talibán en el Gobierno.
La explicación ofrecida por una de las fuentes sobre las motivaciones de los dirigentes talibán para emprender la negociación es el temor a quedar marginados con la promoción de elementos más radicales en el movimiento talibán que pudieran quedar fuera de su control.