domingo, noviembre 24, 2024
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Los colonos de Cisjordania se preparan para una ola de violencia

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El incierto futuro del proceso de paz en Oriente Medio y los últimos ataques de milicianos palestinos contra colonos en Cisjordania hacen temer a la población judía en territorio palestino una nueva ola de violencia.

«Ha habido ya tres atentados, los terroristas palestinos han matado a cuatro de los nuestros y Hamás dice que va a seguir con los ataques», manifiesta David Wilder, portavoz de los colonos de la ciudad cisjordana de Hebrón.

La comunidad colona está nerviosa; sus miembros han sido objeto de tres ataques con disparos desde coches en marcha en sólo un mes en la zona de Hebrón y en ninguno de los casos se ha capturado a los culpables. Reclaman mayor protección y, también, apuestan por la defensa personal.

«Espero que las fuerzas de seguridad nos protejan, pero para ello tienen que cerrarse los puestos de control que se han levantado y el Gobierno tiene que permitir actuar a los militares, a los que muchas veces no les dejan hacer su trabajo», afirma Wilder.

Siempre con su pistola al cinto, el portavoz añade que «vayas donde vayas, en Israel tienes que ir armado».

No es el único que se siente más seguro con un arma de fuego encima; Mark Provisro, residente de la colonia de Shiló, dice mientras participa en una sesión de tiro que «tienen que revisarse las leyes porque el Ejército no puede estar en todas partes y, si los judíos (en Cisjordania) van a ser cada vez más un objetivo, tienen que aprender a protegerse a sí mismos, como haría cualquiera».

Está convencido de que «la situación en Judea y Samaria (nombres bíblicos para Cisjordania) va a empeorar por culpa de las negociaciones de paz».

Tras el primer ataque, en el que fueron asesinados cuatro colonos, el Ministerio de Interior israelí informó de que facilitaría los trámites para que los colonos reciban permisos de armas.

La situación de total incertidumbre que vive estos días el diálogo de paz, precisamente por la insistencia israelí de continuar construyendo en territorio ocupado y la negativa de los palestinos a dialogar mientras avanza la colonización, ha hecho que las autoridades prevean un escenario de violencia, aunque el consenso indica que el fracaso negociador no traerá una tercera Intifada.

Sharon Gat, teniente coronel en la reserva, colono y dueño de «Calibre 3», un negocio de entrenamiento antiterrorista situado a las afueras del asentamiento de Efrata (sur de Cisjordania), asegura que cada día entrena en defensa personal y lucha armada a unas 150 personas.

La mayoría proceden de cuerpos gubernamentales, militares, policiales y agentes de seguridad privada, pero también acuden a las prácticas unos doscientos civiles al mes, muchos de ellos colonos que quieren renovar su licencia de armas.

El centro ofrece cursos desde un día hasta ocho semanas y cuenta con treinta instructores, todos ellos soldados de alto rango de unidades de élite del Ejército en la reserva, que entrenan en todas las áreas posibles, como combate, disparos o lucha cuerpo a cuerpo, y enseñan el uso de todo tipo de armas.

«Si la situación continúa deteriorándose notaremos que más gente demanda este tipo de entrenamiento», afirma Gat, que explica que «Calibre 3» también organiza cursos a medida que se imparten en las propias colonias, para enseñar a sus habitantes a defenderse de posibles ataques palestinos.

Este experto en seguridad manifiesta que «en Israel el terrorismo está en todas partes», y recuerda que «hace dos años la gente salía de su casa y rezaba para volver vivo y volver a ver a sus hijos. No sabía si iba a explotar en un autobús, en un centro comercial o en un cine, así era la vida aquí» durante la Segunda Intifada.

Las necesidades de seguridad son mayores en las colonias en Cisjordania, donde «si de repente empieza un ataque porque se infiltrado un terrorista hay que reaccionar», agrega.

Los colonos cuentan con los llamados «Equipos de Respuesta», civiles a los que el Ejército proporciona armas para que puedan reaccionar ante posibles ataques dentro de sus comunidades.

«La gente aquí va armada. Esta es la forma en que vivimos», relata Gat, que explica que «el Ejército no puede estar siempre. Por eso el Gobierno decidió que en ese tipo de ataques, donde cada segundo puede salvar una vida, es necesario que los civiles lleven armas».

El teniente coronel asegura que él, como muchos otros colonos, «desearía poder vivir como la gente en España, sabiendo que si sales vas a volver a casa sin que te ataque un terrorista» pero indica que en el contexto en el que vive (el de la ocupación de los territorios palestinos), «a veces, un arma puede salvarte de ser matado».

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