La policía antidisturbios de Francia ha tomado por la fuerza el control de una gran refinería al este de París, la de Grandpuits, una de las 12 que hay en el país y que está en huelga desde hace 10 días.
El temor a la escasez de combustible ha llevado al Gobierno galo a ordenar a las fuerzas de seguridad que intervengan en la refinería de Grandpuits, a las afueras de París, donde medio centenar de personas han formado un cordón humano para evitar el acceso a las fuerzas de seguridad.
Las doce refinerías de Francia llevan más de una semana bloqueadas por los huelguistas que protestan contra la reforma de las pensiones, lo que llevó a cerca de un tercio de las gasolineras del país a echar el cierre.
El Gobierno, que avisó de que no permitiría que el país cayera en una penuria de carburante, ya desbloqueó varios depósitos de gasolina paralizados por los sindicatos de camioneros y aplicó algunas medidas para restablecer el aprovisionamiento.
El ministro de Transportes, Jean-Louis Borlo, afirmó hoy que en estos momentos entre el «20 y el 21 por ciento» de las estaciones de servicio continúan vacías, lo que representa una «lenta mejoría» respecto a los últimos días.
El Gobierno, que ha reiterado que elevar la edad de jubilación es indispensable, se esfuerza por insuflar normalidad a un país sumido en una protesta masiva contra una ley muy contestada.
No en vano, el 69 por ciento de los ciudadanos aprueba «las huelgas y las manifestaciones» contra el proyecto de ley frente a un 29% que se dice en contra, según un sondeo del instituto demográfico BVA difundido hoy por «Canal Plus».
Sin embargo, la misma encuesta muestra que la mayoría de los franceses (52%) desaprueba el bloqueo de las refinerías, que amenazan con paralizar el tráfico rodado del país.
Los últimos datos de apoyo a las movilizaciones para proteger el actual sistema de pensiones se hicieron públicos en la jornada en la que se espera que el Senado apruebe el conjunto del texto.
La votación ha ido estirándose en los últimos días más de lo que quería el Gobierno porque la oposición ha exprimido el debate parlamentario para favorecer que la presión en la calle presionase al Ejecutivo.
La protesta que se mantiene aunque con menor intensidad, se prevé que vuelva a vivir un auge el próximo 28 de octubre, jornada en la que los sindicatos han convocado un nuevo paro general, como viene siendo habitual en las últimas semanas.
Además, las uniones sindicales convocaron a los franceses a una nueva jornada de manifestaciones el próximo 6 de noviembre, el día en el que está previsto que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, firme el plan de reforma que todavía se debate en el Senado, lo que marcará su definitiva entrada en vigor.
El nuevo llamamiento a la huelga cuenta con el respaldo de seis de los ocho grandes sindicatos franceses, puesto que dos de ellos piden antes a cambio un mayor fortalecimiento del movimiento, aunque también se manifestarán junto a las otras centrales sindicales.