El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha pasado una nueva noche aislado en prisión mientras su abogado trata de reunir las 200.000 libras (236.000 euros) exigidas como fianza y se resuelve el recurso de la acusación sueca contra la decisión de un juez británico de concederle la libertad condicional.
El juez Howard Liddle, del tribunal de Westminster, impuso el martes a Assange una fianza total de 240.000 libras (unos 282.720 euros), de las que 200.000 debían depositarse en metálico mientras que el resto son garantías o avales.
Su abogado, Mark Stephens, aseguró anoche que se había logrado reunir aproximadamente la mitad de cantidad exigida y expresó su confianza de que se conseguirá todo el dinero antes de que acabe el plazo de cuarenta y ocho horas en las que el juez deberá decidir sobre el recurso de la fiscalía sueca presentado anoche nada más conocerse la decisión de ponerle en libertad condicional.
Assange, de 39 años, fue detenido en Londres el pasado 7 de diciembre de acuerdo con una orden europea de detención emitida por Suecia, que le reclama por supuestos delitos sexuales contra dos mujeres de esa nacionalidad y que, según Estocolmo, no tienen nada que ver con la filtración de cientos de miles documentos confidenciales llevada a cabo por WikiLeaks.
El australiano ha recibido mientras tanto el aval de personalidades de todo el mundo, entre ellos la activista Bianca Jagger, el ensayista Tariq Ali, el cineasta Ken Loach, la millonaria Jemima Khan, el periodista de investigación australiano John Pilger, el escritor Hanif Kureishi y el realizador estadounidense Michael Moore.
Mientras la justicia británica resuelve su caso, Assange estará sin pasaporte, deberá llevar un brazalete electrónico, respetar el toque de queda impuesto y permanecer en un domicilio de Suffolk (este de Inglaterra) que ha puesto a su disposición un periodista amigo hasta su próxima comparecencia ante el tribunal, prevista para el 11 de enero.
Sus simpatizantes hablan de una supuesta conspiración política para lograr la entrega de Assange a Suecia mientras EEUU, donde muchos políticos le acusan de alta traición y han pedido incluso para él la pena de muerte, prepara su propia solicitud de extradición.
Su abogado denunció ayer las condiciones «dickensianas» y «orwellianas» a las que se ha visto sometido su cliente, que ha estado en una celda de la prisión londinense de Wandsworth completamente aislado del mundo exterior.
Según su defensor, a Assange sólo se le han permitido treinta minutos de libres movimientos al día, se le han impedido todo tipo de comunicaciones y se le ha sometido a vigilancia con rayos infrarrojos en su celda las veinticuatro horas del día.