Los republicanos que controlan la Cámara de Representantes de EEUU someten este miércoles a voto la revocación de la reforma sanitaria de 2010, en el primero de varios votos este año contra las prioridades de la Casa Blanca. La votación pondrá punto final a siete horas de un debate que, sin que causara sorpresas, se ha mantenido casi estrictamente sobre líneas partidistas.
Con el voto, los republicanos, muchos de ellos aupados por el movimiento conservador «Tea Party», cumplirán su promesa electoral del año pasado de revocar la controvertida reforma del sistema de salud, y reemplazarla con una alternativa que, a su juicio, ayude a crear empleos y no perjudique ni a los trabajadores ni a las empresas.
Durante el debate del martes, el legislador republicano de Texas, Lamar Smith, resumió la opinión generalizada de la oposición de que la reforma es una ley que «elimina empleos, aumentos los costos y limitad las libertades» de los estadounidenses. Tras los comicios del pasado 2 de noviembre, los republicanos recuperaron el control de la Cámara de Representantes, donde tienen una ventaja de 241-194 sobre los demócratas.
El presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner, ha dicho que la reforma sanitaria actual, tal como está concebida, ni promueve el crecimiento económico ni contribuye a reducir los exorbitantes costos de salud en el país. Los demócratas señalan que, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, la revocación de la reforma de salud añadirá 230.000 millones de dólares al déficit y deja sin cobertura médica a millones de personas.
La estrategia republicana
Ese análisis debería ser suficiente prueba de que los republicanos son desleales a su propio llamado hacia la austeridad y la responsabilidad fiscal, aseguran los demócratas. Pero aún si los republicanos logran revocar la reforma sanitaria, los demócratas controlan el Senado y no tienen planes de debatir la medida.
La estrategia republicana prevé además la aprobación de otras medidas para bloquear los fondos para la puesta en marcha de la reforma de salud, aunque los expertos creen que ésta afrontaría importantes trabas políticas. La Casa Blanca sostiene que, de todas maneras, el presidente Barack Obama vetaría la revocación de la reforma sanitaria, que fue una de sus promesas electorales y es una de sus principales victorias políticas en lo que va de su mandato.
Los demócratas y grupos afines, por su parte, han lanzado una intensa campaña mediática para atacar a los republicanos, advirtiendo que si revocan la reforma sanitaria perjudicarán a 129 millones de personas que tienen problemas médicos preexistentes o a aquellos que dependen de la reforma para acceder a planes de seguro de calidad y a bajo costo.
Los republicanos han dejado que también darán la batalla en otras prioridades de la Casa Blanca en asuntos como el presupuesto y el aumento de la deuda nacional. El debate y voto sobre la reforma de salud en marzo de 2010 no contó con el apoyo de los republicanos y se caracterizó por varios meses de acritud dentro y fuera del Congreso, que comenzaron en el verano del año anterior.
El voto de hoy se llevará a cabo en momentos en que, según varias encuestas de opinión, la reforma de salud mantiene divididos a los estadounidenses, y una leve mayoría, incluso, apoya revocarla.