Con la presentación de un partido islamista y otro centrista el número de organizaciones políticas alcanzó este jueves setenta ante la cita a las urnas del próximo mes julio, cuando están previstas las primeras elecciones libres de la historia de Túnez.
En el florilegio en que se ha convertido la escena política local se encuentran representadas todas y cada una de las líneas clásicas y modernas de la izquierda, la derecha, el centro, el nacionalismo, el sector laico y el sector religioso, y en todo su espectro.
De corte islamista radical, el Partido Tahrir o Liberación salió este jueves por primera vez a la luz pública en una rueda de prensa en la que expuso un programa de carácter confesional, basado en los preceptos del Corán y la aplicación de la sharía o ley islámica.
El nuevo partido integrista está liderado por el profesor universitario Abdelmajid Habibi, que en declaraciones a Efe afirmó que el objetivo de su organización es la aplicación de la sharía «para lograr la igualdad en la Umma» (nación musulmana).
Habibi aludió a la necesidad de «repartir de manera igualitaria la riqueza entre todos», de acuerdo con las enseñanzas del Corán y el profeta Mahoma, a quien definió como un «enviado de Dios».
Aldelmajid Habibi, que permaneció en la clandestinidad en el interior de Túnez durante el régimen del expresidente Zin Al Abdein Ben Ali -huido en enero a Arabia Saudí-, precisó que en los próximos días el partido presentará la solicitud para su legalización.
Según observadores locales, Tahrir cuenta con una mucho menor representatividad popular que el otro partido integrista en el actual periodo de la transición tunecina, Ennahda o Renacimiento, liderado por Rachid Ganouchi y de carácter moderado.
Ennahda defiende la aplicación de un islamismo de bajo perfil, a imagen y semejanza del que gobierna en Turquía.
El otro partido presentado este jueves, el centrista Al Majd (siglas en árabe de Ciudadanía, República y Democracia), defiende un programa que tiene como propósito «la consolidación de las instituciones republicanas», según precisó su líder, Abdelwahab El Hani.
Pese a la avalancha de partidos, pocos son conocidos popularmente y aún menos los que tienen posibilidad de lograr representación.
Algunos de sus líderes destacan por su oposición feroz al régimen de Ben Alí, como Hamma Hammami del Partido de los Obreros Comunistas de Túnez (POCT), Mohamed Kilani del Partido Socialista de Izquierda (PSG) o Moncef Marzouki del Congreso por la República(CpR).
Otros líderes han salido de estructuras del gobierno de Ben Ali, como en el caso del Partido Al Watan (La Patria) de Ahmed Fríaa, ex ministro de Interior, o acaban de llegar al país de un largo exilio, que en el caso de Abdelwahab Hani se prolongó durante 20 años.
Lo seguro es que después de que la presión social consiguiera que el partido de Ben Alí -la Agrupación Constitucional Democrática (RDC)- fuera ayer disuelto y sus bienes confiscados, las formaciones legales en el antiguo régimen tienen escasas posibilidad de éxito.
En este panorama, el partido islamista moderado Ennahda -cuyo líder Ganouchi fue prácticamente el único líder de la oposición conocido en el exterior-, figura entre los que tiene más fuerza, junto al socialista Partido Demócrata Progresista y el ex comunista Movimiento Renovación, sin que puedan descartarse coaliciones, en un proceso de negociación que, según los observadores, ya está en marcha.