El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha pedido al presidente electo de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, que se eviten las represalias contra los seguidores del mandatario saliente, Laurent Gbagbo, que se encuentra ya detenido y será llevado ante la Justicia. Ban mantuvo una conversación telefónica con Ouattara en la noche del lunes y le transmitió su esperanza de que ahora que Gbagbo se encuentra en poder de las fuerzas del presidente se acaben los derramamientos de sangre en el país africano, según informó hoy la oficina del portavoz de la ONU, Martin Nersirky.
El secretario general pidió además a todas las partes que han participado en el conflicto que «trabajen unidas para poner fin a un trágico capítulo» de la historia de Costa de Marfil, «que podría haberse evitado si Gbagbo hubiera respetado el deseo del pueblo marfileño mucho antes». En su conversación con Ouattara, Ban se mostró satisfecho con el anuncio del presidente electo de crear una comisión de reconciliación y paz para esclarecer todos los crímenes y matanzas cometidos en el país durante los últimos años.
«Como el secretario general ha destacado en numerosas ocasiones, quienes sean responsables de ataques a los derechos humanos, independientemente de su afiliación política, deben ser llevados ante la justicia», destacó el portavoz de Ban. El máximo responsable de la ONU pidió además a todas las partes que «aprovechen una oportunidad histórica y que hagan todo lo posible para fomentar la reconciliación nacional, formen un Gobierno de unidad y aseguren el enjuiciamiento de quienes hayan cometido graves violaciones contra los derechos humanos».
También las exhortó a «reunificar las fuerzas de seguridad y desarmar las que han participado en el conflicto postelectoral», para restablecer «la autoridad del Estado en todo el país y completar los aspectos inconclusos del proceso de paz». Ban recordó asimismo que la misión de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI) seguirá prestando «la ayuda necesaria» al Gobierno marfileño «para restablecer la ley y el orden y acabar con el riesgo que supone el vacío de poder».
«La misión seguirá ejecutando su mandato para proteger a los civiles y está preparada para apoyar los esfuerzos para responder a la grave situación humanitaria en que se encuentra el país, así como a las investigaciones nacionales e internacionales que se avecinan sobre las violaciones a los derechos humanos», indicó. Tras negarse a abandonar el poder desde que perdiera las elecciones presidenciales del pasado noviembre, Laurent Gbagbo se rindió finalmente el lunes a las fuerzas de Alassane Ouattara, quien anunció al país que su predecesor será juzgado y aseguró que tendrá «un trato digno» y le serán respetados todos sus derechos.
Aseguró también que ha adoptado todas las disposiciones para garantizar la integridad física tanto de Gbagbo como de su esposa, Simone, y de otras personas bajo arresto. Para facilitar la vuelta de la calma y el orden, Ouattara pidió a las fuerzas de seguridad nacionales, a las de la ONUCI y a las de la operación francesa «Licorne» que velen por la seguridad de las personas y las propiedades, tanto en Abiyán como en el resto de Costa de Marfil.