Los líderes de Ucrania, Víctor Yanukóvich, y Rusia, Dmitri Medvédev, asistieron hoy a una misa en memoria de las víctimas de la catástrofe nuclear de Chernóbil en la única iglesia de la zona de exclusión de 30 kilómetros de la averiada central.
La liturgia fue oficiada por el Metropolita de Kiev, Vladímir, y el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, en la Iglesia de Santo Iliá, según informan las agencias ucranianas.
La iglesia fue cerrada a cal y canto tras la tragedia ocurrida el 26 de abril de 1986, pero fue reabierta en 1994 y reconstruida a partir de 2003. Seguidamente, los presidentes ucraniano y ruso participarán en la ceremonia oficial de colocación de la primera piedra del monumento que será erigido en honor a todos los «likvidátor», liquidadores que participaron en las labores de desactivación de la radiación despedida por Chernóbil.
Además, harán una ofrenda floral en el monumento erigido en honor a los 28 bomberos que murieron inmediatamente tras la explosión ocurrida hace un cuarto de siglo.
La ciudad de Chernóbil, donde residían 12.500 personas antes de la tragedia, se encuentra a unos 130 kilómetros de Kiev y es hoy en día el centro administrativo desde el que se gestiona la zona de exclusión.
«Resultaron contaminados por radionucleidos 145.000 kilómetros cuadrados de territorio en Ucrania, Bielorrusia y Rusia», aseguró hoy Nikolái Azárov, primer ministro ucraniano, en un comunicado.
Azárov cifró en 91.000 el número de personas que fueron evacuadas el día siguiente a la catástrofe de las ciudades de Prípiat, situada a apenas cuatro kilómetros de la planta, y Chernóbil.
Chernóbil esparció hace casi un cuarto de siglo hasta 200 toneladas de material fusible con una radiactividad de 50 millones de curios, equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima.
La radiación afectó a más de cinco millones de personas, principalmente en Rusia, Ucrania y Bielorrusia, según la Organización Mundial de la Salud.
Una gran catástrofe
Chernóbil «es la mayor catástrofe tecnogénica del siglo pasado», dijo Medvédev, quien añadió que las secuelas del desastre habrían sido mucho mayores de no ser por los «likvidátor».
Los liquidadores evitaron una potente explosión de hidrógeno que habría destruido los otros tres reactores, al construir un túnel que permitió el desagüe de la piscina de refrigeración que se encontraba bajo el reactor averiado, que amenazaba con desplomarse.
«Seamos sinceros (…) el Estado (soviético) no encontró al principio el coraje suficiente para reconocer el impacto de lo que había ocurrido», señaló Medvédev.
El entonces presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, tardó tres semanas en hablar públicamente sobre el accidente en una intervención por televisión, ya que antes «no tenía claro qué es lo que había pasado».
En un primer momento la televisión soviética rebatió los comentarios de la prensa occidental, que informaba de niveles de radiación 90 veces superiores a los documentados en Hiroshima 41 años antes, y mostró imágenes de la central en perfecto estado.
El diario «Izvestia», antiguo órgano del Estado soviético, fue el primero en comunicar la avería en uno de los reactores de Chernóbil con una escueta nota de ocho líneas del Consejo de Ministros de la URSS, en una esquina de su primera página.
El uno de mayo, con ocasión del Día del Trabajo, decenas de miles de personas salieron a la calle en Kiev, a 140 kilómetros al norte de la planta, para manifestarse ignorando que la nube radiactiva ya sobrevolaba toda la región.
«Pravda», antiguo órgano del Partido Comunista, acusó a Occidente el 4 de mayo de propagar «infundios» para desviar la atención de la comunidad internacional de «la política militarista de los imperialistas».
Por el momento, se desconoce si asistirá al acto de mañana el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, quien hoy visitó las zonas más castigadas por la nube radiactiva, que afectó más a su país que a la vecina Ucrania.
Pese a que la catástrofe causó la contaminación del 23 % del territorio nacional, Lukashenko ha aprobado la construcción de la primera central nuclear del país, que será realizada por Rusia.
La oposición democrática ha convocado para hoy una manifestación de protesta contra esa decisión, pero las autoridades han desautorizado el acto.
Fuentes independientes apuntan que el 70 % de agentes tóxicos liberados por Chernóbil fue a parar a Bielorrusia, debido al viento y a que el Ejército soviético bombardeó las nubes tóxicas para evitar que la lluvia radiactiva contaminara el territorio ruso.
La central ucraniana de Chernóbil esparció hace casi un cuarto de siglo hasta 200 toneladas de material fusible con una radiactividad de 50 millones curios, equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima, lo que afectó a más de cinco millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud.
Redacción