Es absolutamente demencial que un país serio – y unos medios presuntamente serios – hayan dedicado tanto tiempo a la cuestión totalmente falsa de si el Presidente Obama nació en los Estados Unidos. Es una muestra de lo bajo que ha caído la política que el Presidente se sintiera obligado a comparecer esta mañana y anunciar que la prueba de su nacimiento en suelo estadounidense está absolutamente clara.
Pero Obama hizo resueltamente bien en intervenir y desafiar a los medios:
Bien, normalmente no hago intervenciones así, porque obviamente hay mucho circulando en la prensa a diario y tengo mejores cosas que hacer. Pero hace dos semanas, cuando la Cámara Republicana había propuesto unos presupuestos que tendrán enorme repercusión potencialmente para el país, y cuando pronunciaba un discurso acerca de mis presupuestos y la forma en que pensaba que nos hace falta invertir en educación e infraestructuras y garantizar que disponemos de una suerte de redes de protección para nuestros ancianos al mismo tiempo incluso que cerramos el déficit, durante la semana entera la noticia no fueron estas enormes y colosales elecciones que hemos de hacer como nación. Era mi partida de nacimiento. Y fue así en la mayoría de los canales que tienen corresponsales destacados aquí.
Desde luego, hay algo que no funciona en un sistema de medios que insiste en que “equilibrio” se traduce en conceder la misma cantidad de tiempo al lunático que al racional, a los hechos que a la invención desmesurada. ¿Qué conclusión saca de nosotros el resto del mundo? ¿En qué clase de país nos hemos convertido?
Desafortunadamente, demasiados canales parecen insistir en que dado que mucha gente dice falsamente que Obama no nació en Estados Unidos (lo que le impediría presentarse a presidente), “la polémica” de alguna forma “merece” cobertura, y “ambas partes” merecen que se emitan sus opiniones. Supongo que la idea de que el periodismo debe moverse por hechos y que los argumentos deberían de apoyarse en la realidad es una noción pasada de moda.
A causa de esta impresión totalmente falsa en tantos medios de lo que es “justicia” y “equilibrio”, solo hay una forma de dejar atrás esta polémica: los líderes Republicanos a todos los niveles tienen que condenar esta tontería. Sin medias tintas. Nada de “voy a fiarme de la palabra del Presidente”. Tenemos que decir abiertamente: “Barack Obama nació en Hawái y cumple los requisitos para ser presidente”. Punto.
Los que discrepan del presidente son libres de criticarle tanto como quieran. Los que quieren que se marche son libres de valerse de nuestro mecanismo electoral el año que viene. Pero si queremos ser tomados en serio por el resto del mundo, hemos de poner fin a esta cháchara del nacimiento.