Los ciudadanos especulan cada vez más sobre las extrañas circunstancias que rodearon la muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Desde el pasado domingo, la Casa Blanca no ha hecho más que aportar versiones contradictorias sobre los detalles de la muerte. Si en un primer momento Washington dijo que Bin Laden iba armado y utilizó como escudo humano a una mujer, durante la mañana de este martes, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que Osama “no estaba armado”, “presentó resistencia a su captura” y por eso “se abrió fuego contra él”.
Medio mundo especula ya con que si la Casa Blanco pudo exagerar los detalles de la detención con un objetivo propagandista. Hoy, una tercera versión, la de la hija de Bin Laden, de doce años, contradice al Ejecutivo de Obama. Según la menor en declaraciones al canal Al Arabiya, su padre estaba vivo cuando lo capturaron los militares, por tanto podrían habérselo llevado a EEUU para someterlo a juicio, y sin embargo la niña asegura que le dispararon en la vivienda donde se refugiaban delante de toda su familia.
En paralelo, el director de la CIA, que próximamente tomará el relevo a Robert Gates al frente del Departamento de Defensa, aclaró que las órdenes del presidente de EEUU, Barack Obama, en la operación exigían matar a Bin Laden, y no simplemente capturarle. «Eso estaba claro. Pero también lo estaba, como parte de las reglas de la operación, que si él de pronto levantaba las manos y se ofrecía a ser capturado, entonces tendríamos la oportunidad, obviamente, de capturarlo. Pero esa oportunidad nunca se presentó», explicó.
El uso de la asfixia simulada
Fuera de las contradicciones, está otra polémica, el uso de la asfixia simulada como tortura en las cárceles para que los presos hablen. La información obtenida de los detenidos en las cárceles secretas de la CIA mediante esta técnica ayudó a trazar el plan que acabó con la vida de Osama Bin Laden, reconoció Panetta.
«En este caso, las técnicas de interrogación coercitivas fueron empleadas contra algunos de estos detenidos. Y el debate sobre si podríamos haber obtenido la misma información a través de otros enfoques, creo que siempre va a ser una pregunta abierta», indicó. Preguntado por si en esas «técnicas de interrogación coercitivas» se incluía la asfixia simulada, Panetta respondió: «correcto».
Otra contradicción con Pakistán
Panetta subrayó que el Gobierno paquistaní «nunca supo nada sobre esta misión», porque Estados Unidos se planteó de forma «deliberada» que se trataría de una «misión unilateral». «El presidente Obama había dejado muy claro a los paquistaníes que si teníamos pruebas sólidas de dónde estaba localizado Bin Laden, entraríamos a por él. Y eso es justo lo que ocurrió», añadió.
Sin embargo, la principal agencia de inteligencia paquistaní (ISI) confirmó que «compartió» información con EEUU sobre Osama bin Laden pero negó que fuerzas de Pakistán participaran en la operación que acabó con la vida del líder de Al Qaeda.
Un alto cargo del ISI sostuvo que la colaboración en materia de inteligencia fue el único papel que interpretó Pakistán en la operación, sin precisar si fue decisiva para lanzar el ataque o para conocer el paradero de Bin Laden.
«El presidente (de EEUU, Barack) Obama aludió a ello en su declaración. Dijo que Pakistán había sido un factor instrumental para compartir información. Hasta ahí llegó nuestra cooperación», aseguró la fuente, que pidió guardar el anonimato.
Las culpas a las prisas
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, atribuyó este “traspié” de las informaciones a la «mucha prisa» del Gobierno para tratar de compartir los detalles, incluso mientras que las actualizaciones seguían llegando.
Otros funcionarios atribuyen parte de la confusión de informaciones contradictorias en los informes de campo realizado por los militares. Siguen tratando de documentar los detalles de una operación compleja y caótica que se desarrolló en 40 minutos en la ciudad paquistaní de Abbottabad.
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