El presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, insistió este miércoles en que no tiene intención de permanecer en el poder y en que está listo para firmar, en cualquier momento, la iniciativa de los países del golfo Pérsico. Las declaraciones a la prensa de Saleh coinciden con unos enfrentamientos en la capital entre hombres armados fieles al influyente líder tribal Sadeq bin Abdalá al Ahmar y las Fuerzas de Seguridad, que estallaron hace dos días, y en los que ya ha muerto una treintena de personas.
En este sentido, el presidente descartó que estos choques puedan desembocar en un conflicto generalizado, aunque acusó a la oposición de «planear una guerra civil». Asimismo, aseguró que perseguirán legalmente a los implicados en estos choques, que estallaron el lunes, un día después de que Saleh se negara, por tercera vez, a firmar una iniciativa de los países del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico que incluye la renuncia al poder del presidente y que ya han suscrito la oposición y el partido gobernante.
Esta mañana, se han vuelto a reproducir los enfrentamientos entre milicianos simpatizantes de Al Ahmar y las Fuerzas de Seguridad en el barrio de Al Hasba, en Saná. Hasta el momento, han muerto 16 policías, nueve milicianos tribales y cinco miembros de una misma familia, en cuya vivienda impactó una granada de mortero.
Hay, además, más de 60 heridos entre policías y hombres armados, entre ellos el jefe de los servicios secretos yemeníes, Galeb al Qames, que acudió ayer a la casa de Al Ahmar para intentar mediar entre el Gobierno y la familia Al Ahmar, que simpatiza con la oposición y pide la renuncia del presidente Ali Abdalá Saleh.
La batalla se libra en un radio de 500 metros alrededor de la vivienda de esta influyente familia tribal y los milicianos están parapetados en edificios públicos y privados.