miércoles, noviembre 27, 2024
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Los monos enmascarados de Yakarta no agradan a todos

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Por calderilla, macacos con pintorescas máscaras o gafas de sol bailan, montan en bicicleta y entretienen a la gente con sus acrobacias en las calles de Yakarta, un espectáculo denunciado por activistas indonesios que lo califican de degradante.

La labor de estos primates, conocidos popularmente por ‘topeng monyet’ (monos enmascarados) es servir de anzuelo para que los que pasen arrojen algunas monedas por arrancarles unas risas con la demostración de sus habilidades.

Pero no para todos los indonesios lo que hacen estos macacos resulta una exhibición divertida o gratificante.

La asociación para la defensa de la fauna Red Yakarta de Ayuda Animal sostiene que se trata de una «explotación» y que además de ser «una práctica cruel» también contribuye al fomento «del contrabando de animales capturados en las selvas».

Desde la perspectiva de los dueños de estos animales, que obtienen sus ingresos gracias a las habilidades de los monos pasando horas a la intemperie, el fenómeno tiene otros matices.

Jaya, un indonesio de 25 años que hace menos de uno que está en el negocio, explica a Efe que hay que dedicar muchas horas al entrenamiento de los macacos, durante al menos tres meses, para que sepan hacer esas actuaciones circenses.

Durante ese periodo, los monos aprenden a hacer cabriolas en el suelo, arrastrar pequeñas carretillas, tocar tamboriles y pedir dinero, siempre amarrados con una cadena y cubiertos con la sempiterna máscara, el elemento más tétrico de su disfraz y que suele ser la cara de un muñeco viejo.

Jaya rebate las acusaciones del maltrato y asevera que Saprun, su mono, se alimenta cada día con la misma comida que él.

«Es verdad que a veces se pone nervioso y quiere morder a la gente, pero nunca ha hecho daño a nadie», asegura el joven.

Los activistas comprometidos con la defensa de la fauna sostienen que el estrés que causa la vida apartada de la naturaleza puede trastornar el comportamiento de los simios y alertan sobre el incremento del comercio ilícito de macacos de cola larga, que están en un nivel anterior al que indica que su supervivencia en libertad está amenazada.

El Ministerio indonesio de Bosques calcula que sólo en 2010 unos 5.000 macacos fueron capturados de forma ilícita para exhibirlos o venderlos a las redes de tráfico de animales.

Hace décadas que existe en Indonesia la profesión de adiestrador de monos con la que se aprovechan las dotes artísticas de los primates en sus primeros años de vida.

Los maestros del «topeng monyet» examinan a los candidatos y descartan a los débiles y menos dotados, que no serían capaces de desempeñar las funciones para las que son empleados.

Es común encontrarlos en cruces o medianas del diabólico tráfico de Yakarta, pero las representaciones también se realizan puerta a puerta en los vecindarios más populares o en casas particulares para animar fiestas de cumpleaños y otras celebraciones.

El ‘pawang’ (entrenador) anuncia con voces y música su llegada y espera a que los espectadores, la mayoría niños, se congreguen antes de iniciar la función.

El mono recibe la orden de ponerse en movimiento y, en ocasiones acompañado por música, empieza a imitar gestos y actitudes humanas: se pinta los labios con carmín, lleva una mochila a la espalda como si fuese al colegio, simula tocar la guitarra o fuma un cigarrillo, ante el regocijo de los espectadores.

Los entrenadores pueden conseguir en una jornada unas 50.000 rupias (4 euros o 5,8 dólares), aunque el beneficio en general es menor para aquellos quienes los alquilan, por un promedio de unas 30.000 rupias (2,4 euros o 3,5 dólares) al día.

Con los años, la estructura del negocio se ha sofisticado, y ya en cada área de la ciudad hay un dueño de monos que los alquila a jóvenes sin recursos que quieren algún dinero.

La actividad no está permitida, pero en la práctica los agentes de la Policía hacen la vista gorda cuando se encuentran con los «pawang» mientras no se presenten quejas.

Ante esa permisividad, grupos de activistas, encabezados por la Red Yakarta de Ayuda Animal, ha pedido al gobernador de Yakarta que haga algo para «frenar esta tortura» infligida a los macacos que son explotados en las congestionadas calles de la capital.

Paula Regueira Leal/EFE

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