La imagen parece sacada de una película de Quentin Tarantino. Color ochentero, un policía, una mujer vestida de negro, sexo y el capó de un coche como escenario. Lujuria en la calle sin importar quien pase con olor a corrupción. Pero ocurrió en Nuevo México.
Las cámaras de seguridad de las calles de Santa Fe colocadas para pillar a los grafiteros captaron una obra de arte mayor, o al menos, con más movimiento. Un policía de la localidad, vestido con el traje oficial, manteniendo relaciones con una joven sobre la capota de un coche.
Por el momento el agente está de baja y aún se desconoce cuál será la sanción que reciba. Tampoco han sido publicados los datos que rodean el suceso. Desde los pensamientos más morbosos, como una buena estrategia para librarse de una multa, hasta la visita fugaz de una novia.
Sólo el pequeño chihuahua que aparece mirando la escena lo sabe.
María Linares