La ONU declaró este lunes el estado de hambruna en otra región de Somalia, Bay, que es la sexta ya en el sur del país afectada por un problema que amenaza con expandirse aún más en los próximos meses.
«Cuatro millones de personas están en crisis en Somalia, de las que 750.000 corren el riesgo de morir en los próximos cuatro meses si no hay una respuesta adecuada», aseguró la Unidad de Análisis de Nutrición y Seguridad Alimentaria de Somalia (FSNAU), ligada a la ONU, en un comunicado difundido en Nairobi. «Decenas de miles de personas ya han muerto, la mitad de ellos niños», subrayó la FSNAU.
Además, a los actuales afectados por la crisis alimentaria en Somalia podrían unirse otros 50.000 en las áreas agrícolas y ganaderas de Gedo, Juba y Hiran, en el suroeste de Somalia, indicó el organismo vinculado a la ONU.
«Asumiendo -advirtió la FSNAU- que continúen los actuales niveles de respuesta (a la crisis humanitaria), se espera que la hambruna se extienda aún más en los próximos cuatro meses».
En este sentido, el ministro somalí de Juventud y Deportes, Mohamed Muhyadin, instó este lunes a la comunidad internacional a ayudar al Gobierno Federal de Transición (GFT) somalí a mejorar la seguridad en el país para que la ayuda alcance a las poblaciones afectadas.
«Desplazarse no es una solución. Hay que llegar a la gente en sus lugares de origen y evitar desplazamientos», dijo en Mogadiscio el ministro, que calificó la declaración de la ONU sobre la hambruna en Bay como «triste».
Somalia es el país más afectado por el hambre y la sequía que azota al Cuerno de África, donde más de 13 millones de personas padecen una situación de crisis humanitaria, según cifras de las Naciones Unidas. La FSNAU explicó que la ausencia total de precipitaciones durante la temporada de lluvias de octubre a diciembre de 2010, y los escasos chubascos de abril a junio de este año han dado lugar a la peor cosecha de los últimos 17 años.
«A esto se une que la demanda de mano de obra se reduce y que hay un exceso de mortalidad entre los animales», aparte de un aumento de los precios de los alimentos, añadió el organismo de la ONU.
Asimismo, la presencia de la milicia radical islámica Al Shabab, que controla la mayor parte del sur de Somalia y combate contra el GFT para instaurar un Estado musulmán en el país, dificulta las operaciones de las organizaciones de ayuda humanitaria.
Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció este lunes en un comunicado que, «a pesar de los repetidos esfuerzos y negociaciones», todavía no han logrado «abrir nuevos proyectos y desarrollar nuevas actividades en el sur de Somalia». Además, MSF está teniendo problemas en Mogadiscio, donde «la situación es extremadamente volátil y el trabajo en ciertos barrios se está viendo dificultado por brotes esporádicos de violencia», pese a la retirada de Al Shabab el pasado agosto.
Según la ONU, el estado de hambruna se declara en una zona cuando al menos el 20 por ciento de la población padece una falta extrema de alimentos, más del 30 por ciento sufre malnutrición aguda y la tasa de mortalidad es de más de 2 personas al día por cada 10.000 habitantes.
El pasado 20 de julio, la ONU declaró oficialmente el estado de hambruna en las regiones de Bakool y Bajo Shabelle, a las que se unieron en agosto las zonas de Balcad y Cadale, en el Shabelle Medio, y el campo de desplazados internos de Afgoye, en Mogadiscio. La difícil situación humanitaria de Somalia se agrava, además, por el conflicto que vive el país desde hace dos décadas.
Desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, Somalia sufre una guerra civil y carece de un Gobierno efectivo en un país en manos de señores de la guerra tribales, milicias fundamentalistas islámicas y bandas de delincuentes armados.
Estrella Digital/Efe