El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Jakob Kellenberger, expresó este martes su preocupación por la situación humanitaria en Siria y especialmente por las denuncias de falta de asistencia médica a personas heridas durante la represión de las protestas contra el régimen de Bachar Al Asad.
Recién regresado de Siria, Kellenberger dijo en rueda de prensa que cuando estuvo en Damasco el pasado mes de junio ya expresó esta preocupación y que su reciente visita la ha confirmado en lo que se refiere al tratamiento de los heridos en las revueltas y a la protección del personal médico y de los centros hospitalarios.
«Tenemos una sensación de urgencia, porque hemos tenido acceso a informaciones que apuntan a que estos heridos no reciben un adecuado cuidado médico», manifestó Kellenberger, que no quiso entrar en detalles para no comprometer la seguridad de las personas afectadas.
El presidente del CICR se entrevistó en Damasco con el presidente sirio, Bachar el Asad, y visitó la cárcel central de la capital del país, en la que hay 6.000 internos con los que los delegados de esta organización han comenzado a mantener entrevistas personales.
Kellenberger aseguró que en su entrevista con el presidente sirio transmitió un mensaje principal: «dejé muy claro a todos mis interlocutores, en todos los niveles, que todos los heridos o enfermos, absolutamente todos, tiene derecho a recibir asistencia médica». «Es algo que no planteé solo desde un punto de vista teórico. Fui muy claro sobre los pasos que deben dar (las autoridades sirias), pero forma parte de nuestra confidencialidad no entrar en detalles», indicó el máximo responsable de la Cruz Roja.
Kellenberger no quiso ofrecer cifras con respecto al número de heridos que no tienen acceso a un médico -«no puedo especular sobre cifras que no puedo contrastar»-, pero aseguró que seguirá muy de cerca lo que ocurre en Siria y la respuesta de las autoridades. Haciendo gala de la tradicional cautela de la Cruz Roja, pidió «ser realistas y proceder paso a paso», y no llegar a conclusiones precipitadas acerca de la apertura del régimen de Damasco.
«Hay mucha expectación y esperanza y lo entiendo, pero solo puedo decir que pueden confiar plenamente en nosotros como organización y en Jakob Kellenberger personalmente», agregó.
Sobre la fiabilidad del Gobierno sirio, Kellenberger afirmó que él no es una persona conocida por su ingenuidad, pero subrayó que es muy importante que Damasco confíe en la neutralidad de la Cruz Roja. «Si una organización como la nuestra no tiene éxito en conseguir la confianza de las autoridades, la cosa no funciona, y eso supondría el deterioro de la asistencia a personas que están en una situación de necesidad extrema», argumentó.
Sobre el acceso a los centros de detención, algo que la Cruz Roja no había podido hacer en los últimos 40 años, lo calificó como «un paso importante, pero que solo representa el primer paso». «Queremos mayor acceso a los centros e información sobre los detenidos lo antes posible», dijo Kellenberger, que aseguró que el presidente sirio «entendió perfectamente» esta petición.
Respetuosos con los derechos fundamentales
El otro mensaje principal que el presidente del CICR transmitió al gobernante sirio durante su entrevista redundó en la necesidad de ser extremadamente respetuosos con los derechos fundamentales. «Fuimos claros en lo que se refiere al uso de la fuerza, la integridad física de las personas y el respeto a la dignidad humana», explicó Kellenberger, que concedió a Damasco el beneficio de la duda por haber cumplido las promesas realizadas durante su visita en junio, tres meses después del inicio de las revueltas.
Esas promesas tenían que ver con el acceso al país de los delegados del CICR (en la actualidad hay 16 en territorio sirio), la aceleración de la concesión de visados a los delegados y las negociaciones para entrar en los centros de detención.
Preguntado por la razón que ha llevado al Gobierno sirio a permitir el acceso de la Cruz Roja a sus cárceles, Kellenberger aseguró «haber sido particularmente convincente en esta ocasión» y resaltó que visitar estos centros de detención «es un ejercicio ambicioso y delicado» en un momento de grandes cambios en Siria.
El trabajo de los delegados llevará tiempo, porque la política de la Cruz Roja es entrevistar uno por uno a los detenidos y Kellenberger reconoció que sería necesaria una mayor presencia de delegados de la organización en Siria para tener una mayor eficacia.
Estrella Digital/Efe