La delegación de EEUU abandonó este miércoles la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en la que Rusia y China vetaron una resolución de condena a Siria, después de que el representante de Damasco los acusara de «apoyar el genocidio» al proteger a Israel y negar derechos a los palestinos.
La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Susan Rice, y el resto de diplomáticos norteamericanos se levantaron y abandonaron la sala del Consejo mientras el representante sirio, Bashar Jafari, intervenía ante ese órgano con un discurso en el que dijo que EEUU podría ser acusado de genocidio por su apoyo a los israelíes.
Jafari concretamente aseguró que EEUU ha usado su poder de veto cincuenta veces desde 1945 para proteger a Israel, por lo que podría ser acusado de participar en el genocidio que llevan a cabo los israelíes contra los palestinos.
«Ese lenguaje es equivalente a cerrar los ojos y apoyar las masacres israelíes en las tierras árabes ocupadas», indicó el diplomático sirio, quien fue el último representante diplomático en hablar en la reunión del Consejo de Seguridad que frustró el intento de los países de la Unión Europea (UE) de condenar a Damasco.
Antes de que Jafari acabara su discurso, el embajador británico, Mark Lyall Grant, también abandonó su asiento en la mesa circular del Consejo de Seguridad en protesta por sus palabras.
La embajadora estadounidense evitó referirse al incidente en su posterior encuentro con la prensa, aunque fue especialmente dura contra Rusia y China, quienes hoy utilizaron su derecho al veto de manera conjunta por primera vez desde julio de 2008 para evitar que el Consejo condenara al régimen de Bachar al Asad.
Tres años atrás, Moscú y Pekín se opusieron conjuntamente a una resolución que proponía sanciones contra Zimbabue.
«Los sirios que quieren que se respeten los derechos humanos universales y que se cumplan sus aspiraciones de libertad han sido abofeteados por varios miembros del Consejo de Seguridad», dijo Rice, quien lamentó que algunos países hagan «todo lo necesario para defender a los dictadores que siguen el camino de la guerra».
Rusia y China vetaron la resolución presentada por los cuatro países de la UE que están en el Consejo -Francia, Alemania, Reino Unido y Portugal- que no incluía sanciones contra Damasco, pero sí una dura condena por la represión, mientras que Brasil, India, Sudáfrica y Líbano se abstuvieron.
Los europeos y Estados Unidos, además de Bosnia, Colombia, Nigeria y Gabón votaron a favor.
Tras ese veto, los embajadores de los cuatro países de la UE comparecieron juntos ante la prensa y mostraron su compromiso de «redoblar sus esfuerzos para trabajar con sus socios internacionales e incrementar la presión sobre el régimen de Bachar al Asad y mostrar al pueblo de Siria que no será olvidado».
«No nos damos por vencidos», indicó el embajador francés ante la ONU, Gérard Araud, quien dijo que él y sus socios europeos volverán en algún momento al Consejo con un nuevo proyecto de resolución.
El embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, aseguró que su país no puede estar «de acuerdo con este movimiento unilateral y acusatorio contra Damasco» y señaló que la apuesta europea no promocionaría una solución pacífica a la crisis, como desea Rusia.
«Es inaceptable la amenaza de un ultimátum de sanciones contra las autoridades sirias», argumentó el embajador, quien dijo que la mayoría de los sirios quieren «un cambio político gradual» al tiempo que cargó contra los grupos sirios opositores extremistas.
El veto a la resolución europea propició la protesta de algunas organizaciones humanitarias, como Human Rights Watch (HRW), cuyo director en la ONU, Philippe Bolopion, acusó a Rusia y China de «permitir al Gobierno sirio seguir con su aberrante campaña de represión» y quien lamentó «la pasividad» de India, Brasil ySudáfrica ante el asunto.