Al menos 685 personas han fallecido este fin de semana como consecuencia del paso del tifón ‘Washi’ por el norte de la isla de Mindanao, donde ha afectado principalmente a las ciudades de Cagayan de Oro y Iligan, según el último balance oficial ofrecido este lunes por el Consejo Nacional de Gestión de Desastres y Reducción del Riesgos.
Según este organismo oficial, en la región de Mindanao Norte, la más afectada, se han producido un total de 580 muertos, de los que 84 aún no han sido identificados o reclamados por sus familiares. Así las cosas, las autoridades continúan la búsqueda de nuevas víctimas, si bien la cifra de desaparecidos ha caído a 82, de los 260 anteriores.
En la ciudad de Cagayan de Oro, donde está previsto que se desplace este martes el presidente del país, Benigno Aquino, hay más de 30.400 personas alojadas en los 19 centros de evacuación que se han creado, mientras que en Iligan, 9.640 personas que han tenido que abandonar sus hogares se encuentran en quince centros de acogida.
Así las cosas, el Consejo Nacional de Gestión de Desastres y varios gobiernos locales están contemplando la posibilidad de enterrar a las víctimas en fosas comunes, ya que los cuerpos en composición podrían suponer un riesgo para los supervivientes, informa la cadena ABS-CBN.
Los servicios funerarios están teniendo problemas para acomodar el gran número de cadáveres que les llegan e incluso está habiendo falta de bolsas para cadáveres, lo que ha obligado a algunos ciudadanos a cubrir los cuerpos con sacos y sábanas.
El Ayuntamiento de Cagayan de Oro ha distribuido materiales como maderas y clavos para que los residentes que tengan familiares muertos puedan construir sus propios ataúdes, mientras que el ministro de Sanidad, Enrique Ona, ha sugerido la opción de dejar a los muertos en congeladores mientras organizan entierros en fosas comunes pero con los cadáveres bien identificados de cara al futuro.
En el caso de Iligan, las autoridades han anunciado que enterrarán hoy a 80 personas en el cementerio local, pero lo harán en tumbas particulares. «Definitivamente, no vamos a enterrarlos en fosas comunes, esto no está autorizado», ha indicado a Reuters un responsable sanitario local, Levi Villarin.
Por otra parte, las labores de rescate se están viendo obstaculizadas por el hecho de que numerosas carreteras y puentes han quedado impracticables. Según el Gobierno, unas 143.000 personas se han visto afectadas por los corrimientos de tierra e inundaciones provocados por el tifón.
Visita del presidente
El presidente Aquino, que tiene previsto visitar este martes Cagayan de Oro e Iligan, ha ordenado que se revise la respuesta del Gobierno a los desastres, debido al alto número de víctimas mortales que ha dejado la tragedia, que ha superado las 464 muertes que dejó otra tormenta tropical a su paso por Luzón, la isla principal, y que dejó prácticamente inundada Manila en 2009.
Aquino ha destacado la necesidad de que el país cuente con un sistema meteorológico más preciso con el fin de que las zonas afectadas por el paso de un tifón tengan más tiempo para prepararse. «Deberíamos elaborar un sistema de alerta mejor en las unidades de gobierno locales con el fin de mitigar el desastre», ha declarado a la emisora dzMM.
Según el director del Consejo de Gestión de Desastres, general Benito Ramos, el tifón fue inesperado. «Esto no es algo que nos esperáramos» ya que «el norte de Mindanao nunca había sido alcanzado por una tormenta, así que las autoridades locales no estaban preparadas», ha explicado a la agencia de noticias de la ONU, IRIN. «Todo el mundo estaba durmiendo cuando se produjeron las inundaciones antes del amanecer así que se produjo el caos en medio de la oscuridad», ha lamentado.
En la misma línea, se ha pronunciado la secretaria general de la Cruz Roja Filipina, Gwendolyn Pang. «Se produjo durante la noche y estaba muy oscuro. El suministro eléctrico quedó cortado y muchas de las víctimas vivían cerca de ríos», ha explicado.
«Fue una combinación de muchas cosas: hubo intensas lluvias sobre zonas montañosas; los ríos se desbordaron y se produjo una gran marea. La gente fue cogida por sorpresa y no estaba preparada para este tipo de desastres», ha relatado, para explicar el alto número de víctimas mortales.