Las prótesis mamarias fabricadas por la empresa francesa Poly Implant Prothese (PIP) que están bajo sospecha por riesgo de rotura también fueron comercializadas en Holanda con un segundo nombre, llegándose a utilizar en cerca de mil mujeres. El escándalo afectaría ya a unas 300.000 mujeres de todo el mundo.
En concreto, y según ha informado un portavoz de las autoridades sanitarias holandesas a Reuters, una compañía holandesa adquirió estos implantes después de que PIP se declarase en bancarrota en 2010, y las vendió bajo la marca ‘M-implants’.
«Estimamos que unas 1.000 mujeres de Holanda tienen esos implantes (…) Les hemos aconsejado consultar a su médico», dijo la portavoz Diana Bouhys, quien se negó a revelar el nombre de la compañía holandesa en cuestión.
La existencia de implantes PIP con otra marca amplía el alcance del escándalo sanitario ligado a la firma francesa, que en su momento fue la tercera productora de implantes mamarios y actualmente está acusada de usar silicona industrial en algunas de sus prótesis, que han sido exportadas al resto de Europa y a Latinoamérica.
No obstante, mientras que el Gobierno francés ha recomendado su extracción a las 30.000 mujeres del país que tienen estos implantes, otros países como Gran Bretaña y Brasil señalan que las pacientes deberían consultar primero a sus cirujanos para ajustar el seguimiento a cada caso.
Bouhys no mencionó por cuánto tiempo fueron comercializadas las prótesis en Holanda antes de que fueran prohibidas en marzo del 2010, junto con los implantes de marca PIP, como sucedió en Francia.
Lo único que ha precisado es que a comienzos de dicho año las autoridades holandesas lanzaron una investigación sobre los implantes mamarios que aún continúa.