Es de lo más comentado en las redes sociales. En el vídeo, podemos ver cómo un señor, Miguel Sacal Smecke, le pide al aparcacoches un gato hidráulico para arreglar una llanta de su Porsche.
El empleado le contesta que no sabe dónde esta el gato, que debe estar en su caja. Y cuando le manda a por el aparato, le dice que no puede dejar la central sola, y que ese servicio no está en sus funciones.
El empresario, visiblemente enfadado, empieza a gritar y a reprochar que él paga para que le atiendan. En un momento dado, deja su chaqueta en el mostrador, y se acerca para golpearlo. La paliza es brutal. Hasta que otros empleados llegan y se acercan para separarlos.