El Vaticano reconoce 4.000 casos de abusos sexuales a menores por parte de clérigos en la última década. La declaración se ha hecho el simposio ‘Hacia la curación y la renovación’ que se celebra en Roma hasta el 9 de febrero sobre la pederastia. El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal William Levada, ha lamentado la insuficiente respuesta de la Iglesia ante la existencia de los 4.000 casos.
Levada ha ofrecido una respuesta multifacética para hacer frente a los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes, que consiste en la cercanía a las víctimas, la protección de los menores, la cooperación con la justicia y la formación a futuros sacerdotes y religiosos, durante su conferencia ‘El abuso sexual a menores: una respuesta multifacética para responder al desafío’, dentro del simposio ‘Hacia la curación y la renovación organizado por la Universidad Gregoriana en Roma.
En este sentido, el purpurado ha asegurado que para los líderes de la Iglesia para los que se ha convocado el simposio el «tema es delicado y urgente». Por ello, durante su conferencia ha recordado la carta circular dirigida a las Conferencias Episcopales el pasado 3 de mayo de 2011, en la que propone a todas ellas que establezcan unas guías de actuación en el tratamiento de los casos de abusos sexuales a menores por clérigos.
En este sentido, ha destacado la atención que la Iglesia tiene que dar a las víctimas de abusos sexuales. «Muchas de ellas lo primero que necesitan es ser escuchadas, saber que la Iglesia escucha sus historias de abuso, que la Iglesia entiende la gravedad de lo que han sufrido, saber que la institución quiere acompañarlos en el largo proceso de curación y que tiene la voluntad de tomar pasos efectivos para asegurar que otros niños serán protegidos de este tipo de abuso», ha comentado.
En la misma línea, ha rememorado que el Papa Benedicto XVI ha escuchado a algunas víctimas durante sus viajes apostólicos en Reino Unido, Malta, Alemania, Australia, así como en Estados Unidos. «En algunos países -ha comentado-, se han implementado programas de protección a los menores, para crear ambientes seguros que incluyen la educación para el trabajo pastoral en la Iglesia, sea en escuelas como en parroquias, programas recreativos y una formación especial para reconocer los signos de abusos, con la esperanza de que dichos cursos al clero y laicos permitan prevenir futuros casos».
Por eso, ha resaltado la importancia de asegurar la correcta formación de sacerdotes y religiosos, así como la necesidad de la buena selección a los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, en la formación humana, incluida la apropiada en sexualidad humana.
«El obispo siempre tiene la tarea de tratar a todos los sacerdotes como padre y hermano -ha subrayado-. El obispo debe cuidar la vida de oración de sus sacerdotes, y motivarlos para que se apoyen unos a otros, para que busquen ser más santos y dar mejor servicio al rebaño de Cristo, así como también tiene la responsabilidad de cuidar la reputación del clérigo que ha sido acusado incorrectamente».
El prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe también ha exhortado a cooperar con las autoridades civiles en estos casos para reconocer la verdad fundamental, ya que «no es un crimen solamente en el derecho canónico sino también en de jurisdicción civil». «La Iglesia tiene la obligación de cooperar con los requerimientos de la ley civil al reportar los crímenes a las autoridades apropiadas», ha insistido.
Finalmente, el cardenal Levada se ha mostrado convencido de que los pasos que se han dado por parte de la Iglesia, representados en la carta circular de la Congregación junto a las «innumerables» iniciativas locales en respuesta al desafío de los abusos sexuales a menores por parte del clero, «ayudarán a continuar a responder en muchas vías fructíferas para curar las heridas del pasado y renovar el compromiso hacia un futuro lleno de esperanza».