La Unión Europea (EU) podría aprobar en las próximas semanas la imposición de más sanciones contra el Gobierno de Siria, según ha indicado este lunes el ministro de Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle.
«Creo que las sanciones deben aumentar en las próximas semanas porque la violencia continúa», ha dicho Westerwelle a Reuters en el marco de la cumbre de ministros de Exteriores del G-20 que se celebra estos días en la ciudad mexicana de Los Cabos.
Interrogado sobre qué países podrían aprobar una nueva ronda de sanciones contra el régimen sirio, el alemán ha apuntado al viejo continente, aunque ha matizado: «no será solamente Europa».
Westerwelle ha rehusado concretar la naturaleza de las medidas punitivas, pero uno de los participantes en la reunión del G-20 ha apuntado que la UE pretende limitar la capacidad operativa del Banco Central de Siria.
En la misma línea, diplomáticos europeos han revelado que trabajan en una nueva ronda de sanciones contra Siria que podría estar lista para el próximo 27 de febrero. Las medidas punitivas incluirían el bloqueo de los activos del Banco Central de Siria y todas las transacciones con él.
Por otro lado, Westerwelle ha señalado que espera poder estrechar la mano a los representantes de la oposición al presidente sirio, Bashar al Assad, en la reunión del Grupo de Amigos de Siria que se celebrará a finales de esta semana en Túnez.
Alemania, al igual que otros países europeos, ha reiterado sus llamamientos al cese de la violencia en Siria y a la dimisión de Al Assad, al tiempo que ha impulsado la aprobación de resoluciones de esta naturaleza en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Si bien, estas resoluciones se han encontrado con el freno de Rusia y China –miembros con derecho a veto–, que consideran que el Consejo de Seguridad debe instar al cese de la violencia tanto al Gobierno como a la oposición.
Desde que comenzaron las protestas populares contra el régimen sirio, hace casi un año, más de 5.000 personas han muerto, según Naciones Unidas. El Gobierno asegura que más de 2.000 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto en el mismo periodo a manos de los «grupos terroristas» que operan en el país.