España reconoce al Consejo Nacional Sirio, uno de los principales grupos de oposición al régimen de Bashar el Assad, como «un interlocutor legítimo», pero no el único, han informado fuentes diplomáticas, que recuerdan que existen otros movimientos opositores en el país cuyas posiciones no son precisamente coincidentes.
En esa mezcla de grupos se incluye el Movimiento para la Construcción del Estado Sirio, uno de cuyos dirigentes, Luiai Hussein, fue recibido recientemente en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación por un alto cargo del departamento que dirige José Manuel García-Margallo.
Si el Consejo Nacional Sirio no se opone a una intervención militar extranjera en el país, el Movimiento para la Construcción del Estado Sirio lo rechaza claramente, al considerar que supondría «un ataque de la unidad de Siria», en palabras del propio Hussein, que no cierra la puerta totalmente a negociar con el régimen, aunque desde luego no con El Assad.
Esta es una de las principales diferencias entre Siria y el caso de Libia, donde la oposición, aún siendo muy heterogénea, se mostraba unida a la hora de pedir una intervención militar extranjera por mar y aire, y rechazaban sólo la presencia de tropas extranjeras en tierra.
Una de las conclusiones que se sacaron de la primera reunión a finales de febrero en Túnez del Grupo de Amigos para Siria que componen más de 60 países -España entre ellos- y organismos internacionales es que al menos las naciones occidentales descartan por completo participar en una intervención militar en Siria.
Además del Consejo Nacional Sirio y el Movimiento al que pertenece el intelectual Hussein, existen otros grupos opositores como el Bloque de Coordinación Nacional, a los que hay que sumar a los Comités de coordinación local y el Ejército Libre Sirio.
La UE pide a la oposición que se una
En línea con la posición de la UE, España es partidaria de que los distintos grupos de oposición sirios construyan una plataforma amplia y común desde la que ir trabajando «una transición ordenada y pacífica hacia una Siria que sea democrática, estable y garantice los derechos de las minorías y donde todos los ciudadanos tengan los mismos derechos, con independencia de su afiliación, etnia o credo».
Así las cosas, el siguiente paso que podría dar España como signo de protesta por la violencia continuada del régimen contra la población consistiría en cerrar nuestra Embajada en Damasco, una opción que el Gobierno de Mariano Rajoy no descarta (aunque preferiría dar este paso de forma coordinada con el resto de la UE) y que ya han llevado a cabo Reino Unido y Francia.
El cierre de las embajadas de Reino Unido y Francia coincide en el tiempo con la muerte en la ciudad siria de Homs de la periodista estadounidense Marie Colvin -que trabajaba para el diario británico ‘The Sunday Times’- y del fotógrafo francés Rémi Ochlik durante un bombardeo en el que también resultaron heridos otra periodista francés y un fotógrafo británico.
El enviado especial de ‘El Mundo’ a Homs, Javier Espinosa, consiguió ser evacuado a Líbano el miércoles pasado sano y salvo.
La mayoría de países de la UE se inclina hoy por hoy por mantener abiertas sus respectivas embajadas en Damasco con el fin de apoyar la evacuación de ciudadanos europeos y respaldar a la oposición al régimen y la labor de las ONG sobre el terreno.
Estrella Digital/EP