El Ejército de Guinea-Bissau ha disuelto todas las instituciones y ha creado un «consejo de transición» en una decisión que consolida el golpe de Estado dado la pasada madrugada del viernes y en el que resultaron detenidos el primer ministro, Carlos Gomes Jr., y el presidente en funciones, Raimundo Pereira.
Soldados guineanos han procedido a lo largo del día de hoy a dispersar a grupos aislados de manifestantes que han salido a las calles de la capital en protesta mientras Portugal, antigua potencia colonial del país africano, ha comenzado a mandar a la zona un despliegue militar para examinar de cerca la situación y responder con rapidez a cualquier petición de evacuación.
La creación de este consejo tiene lugar tras dos días de conversaciones entre el Ejército y todas las formaciones políticas del país excepto la más importante: el Partido de la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), principal formación de Gobierno.
Los militares han dejado claro que no ambicionan el poder y que su decisión fue tomada tras caer en sus manos una presunta carta en la que tanto el presidente como el primer ministro aceptaban la intervención de una fuerza de soldados de Angola para detener a ciertos elementos conflictivos en el seno de las Fuerzas Armadas guineanas, quienes tienen a sus espaldas un largo historial golpista.
Iniciativa portuguesa
Por otro lado, aviones y buques del Ejército portugués han comenzado a desplazarse a la zona desde la base de Madeira, preparados para actuar en caso de que sea necesaria la evacuación de los ciudadanos portugueses en el país, según informaron fuentes oficiales al rotativo ‘Diario de Noticias’.
La decisión, considerada «una medida para ganar tiempo en caso de necesidad», ha sido aprobada por el primer ministro, Pedro Passos Coelho, el ministro de Exteriores, Paulo Portas, y el ministro de Defensa, José Pedro Aguiar-Branco.
El contingente, que abandonó la base a las 16.00 horas de la tarde de ayer, está formado por una fragata, una corbeta, un barco de aprovisionamiento y un avión P3-Orion, con destino inicial a Cabo Verde.
Estos sucesos tienen lugar en medio de una importante tensión electoral antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en la que Gomes Junior partía como favorito antes de que su principal rival, el expresidente Kumba Yala, declarara su intención de retirarse por advertir fraude electoral.
El Consejo de Seguridad ha condenado «enérgicamente la toma del poder por la fuerza contra el Gobierno legítimo de Guinea-Bissau por parte de elementos de sus Fuerzas Armadas». «Los miembros del Consejo de Seguridad denuncian firmemente la incursión de los militares en la política», ha indicado el organismo en un comunicado. El Consejo ha pedido la liberación del presidente y del primer ministro, así como de todos los miembros del Gobierno detenidos.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Mark Toner, ha instado a todas las partes de Guinea-Bissau a que «depongan las armas, liberen a los miembros del Gobierno inmediatamente y restauren el legítimo liderazgo civil».
Toner ha confirmado que habían tomado la radio y la televisión y, además, habrían ocupado la sede el partido gubernamental. El portavoz ha indicado que los golpistas pretendían restringir la libertad de movimientos en el país.
Estos comicios tienen lugar tras la muerte en enero del presidente Malam Bacai Sanha, por complicaciones relacionadas con la diabetes. El país, repetitivamente inestable, ha sido asolado por golpes de Estado desde su independencia de Portugal en 1974, y su mandatario Joao Bernardo «Nino» Vieira fue asesinado en su residencia en 2009.