El ultraderechista noruego Anders Breivik, autor confeso de la matanza de 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya, perpetrada el pasado mes de julio, ha declarado que desde 1999 mantenía contactos con sectores «nacionalistas europeos» en Londres, contactos que se extendieron a nacionalistas serbios residentes en Liberia en 2001, y que él mismo había participado ese último año en la fundación del grupo extremista ‘Caballeros Templarios’.
En su segunda jornada de declaraciones, Breivik denunció el «escarnio personal» a que le está sometiendo la acusación con sus preguntas y pidió que se le juzgue no por sus actos personales, sino por su lucha contra la inmigración. «Espero que se centren en el tema, no en la persona», declaró, visiblemente irritado.
En su intervención, Breivik explicó cómo había pasado de ser un simple delincuente juvenil de las zonas acomodadas de Oslo a ser un asesino metódico. En 1999, relató, tuvo sus primeros encuentros con «militantes nacionalistas» en Londres, cuando apenas tenía 20 años, encuentros que se amplieron en 2001 después de una adolescencia marcada por los enfrentamientos con los jóvenes musulmanes de otras partes de la capital noruega.
En 2001, Breivik participó en la fundación del grupo armado ‘Caballeros Templarios’, según explicó ante el tribunal. En este sentido, reprochó los intentos de la acusación de negar la existencia de esa organización. «Su intención es sembrar la duda sobre la existencia de esa red», afirmó.
«Empecé a buscar a otros militantes nacionalistas europeos», prosiguió. «La comunidad nacionalista de Noruega estaba estrechamente vigilada», agregó. En 2001, según su testimonio, se trasladó a Liberia para reunirse con un nacionalista serbio que actuaba bajo la doble cobertura de cooperante de UNICEF y de contrabandista de diamantes.
Posteriormente se trasladó a Londres para reunirse con otros tres nacionalistas cuyos nombres se negó a facilitar. «No quiero dar ninguna información que conduzca a la detención de otras personas», aseveró. Desde 2002, aseguró, ha tenido pocos contactos con las personas de Londres y la «célula» que él mismo comandaba estaba formada únicamente por su persona.
Tras los ataques de julio, la Policía intentó confirmar las declaraciones de Breivik según las cuales había actuado en colaboración con otros, pero, después de que las fuerzas de seguridad de otros países occidentales investigasen a los grupos de ultraderecha, las autoridades noruegas llegaron a la conclusión de que el autor de la matanza era un simple lobo solitario.
Desde que comenzó el proces, Breivik ha insistido en no reconocerse culpable de terrorismo ni de homicidio y en que actuó «por necesidad». Sus víctimas, afirmó, eran unos «traidores» con ideas favorables a la inmigración.