Los candidatos socialista, François Hollande, y conservador, Nicolas Sarkozy, han protagonizado el único debate televisivo de la campaña para las elecciones presidenciales, que se ha convertido en un cruce de agrias acusaciones, centradas principalmente en la situación económica. Sarkozy, diez puntos por detrás de Hollande en las encuestas, se ha mostrado más agresivo, mientras que el socialista ha estado más tranquilo, reivindicándose como «el presidente de la justicia», «el presidente de la unidad».
Hollande ha acusado a Sarkozy, en el poder los últimos cinco años, de haber dividido a los franceses y de utilizar la crisis económica para romer sus promesas. «Con usted es muy simple: nunca es culpa suya», ha acusado. El presidente saliente, en cambio, ha acusado en repetidas ocasiones a su oponente de mentir sobre las cifras económicas y ha esgrimido cifras y estadísticas para desacreditar a su rival. «Señor Hollande. ¿Cuando miente tan flagrantemente, he de aceptarlo?», le ha preguntado cuando su rival dijo que el presidente siempre estaba contento con su balance. «Es mentira. Es mentira. Es mentira», ha increpado Sarkozy con energía.
«El ejemplo que quiero seguir es Alemania, no España o Grecia», ha proclamado Sarkozy, que ha presumido de que él y la canciller alemana, Angela Merkel, han salvado a Grecia de una catástrofe y han evitado el hundimiento del euro. «Europa la ha superado», ha asegurado, en referencia a la crisis.
Sin embargo, Hollande ha sido más crítico. «Europa no la ha superado. Europa hoy afronta un posible resurgimiento de la crisis con la austeridad y eso es lo que no quiero», ha explicado. Hollande ha asegurado que toda Europa contempla expectante las elecciones francesas con la esperanza de que cambie el rumbo del continente, hacia el crecimiento.