El supuesto plan terrorista para atentar contra un avión estadounidense con motivo del aniversario de la muerte del ex líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden habría sido desarticulado desde dentro por un agente doble de la CIA, según han informado varios medios estadounidenses.
Este agente doble trabajaba en nombre de la CIA y las agencias homólogas de Arabia Saudí y Yemen, según han confirmado a los diarios ‘The Washington Post’ y ‘The New York Times’ fuentes de los países implicados en la operación.
Según estas informaciones, el servicio secreto saudí habría jugado un papel especialmente importante en la infiltración en Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), operación que terminó con la recuperación de un artefacto explosivo que iba a ser utilizado para llevar a cabo el ataque contra la aeronave estadounidense.
Durante la operación de espionaje, la CIA siguió los movimientos del artefacto explosivo durante semanas antes de abatir a Fahed Salem al Akdam y Fahd al Qasaa, sospechosos de urdir el complot, a través de un ataque ejecutado por un avión no tripulado (‘drone’) tras la recuperación de la bomba.
Fuentes de la lucha antiterrorista indicaron que la bomba estaba preparada para ir oculta en la ropa interior, sistema con el que el nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab intentó atentar en la Navidad de 2009 contra un avión que cubría el recorrido entre Ámsterdam y Detroit.
Las autoridades estadounidenses mantienen en secreto determinados detalles de la operación, incluyendo la localización y el cargo del agente doble –descrito como un informante saudí– que se infiltró en AQPA tras proponerse voluntario para llevar a cabo el atentado suicida.
Sin embargo, el asesor en materia antiterrorista de la Casa Blanca, John Brennan, ha dejado claro que la participación de la CIA y otras agencias de Inteligencia fue más allá de monitorizar los movimientos de la bomba.
«Estamos seguros de que ni el artefacto ni el supuesto ejecutor suponían una amenaza para nosotros», ha dicho Brennan en una entrevista concedida a la cadena de televisión estadounidense ABC. «Teníamos la bomba bajo control y estábamos seguros de que no era una amenaza para el público estadounidense», ha agregado.