El Gobierno portugués, de signo conservador, afronta su primera moción de censura a iniciativa de la izquierda política lusa, aunque la mayoría absoluta con la que cuenta evitará que prospere.
La moción se presenta cuando se acaba de cumplir un año desde que el primer ministro, Pedro Passos Coelho, tomara posesión de su cargo, y tiene por objetivo expresar el rechazo a las medidas de austeridad adoptadas por el Ejecutivo durante los últimos 12 meses.
La iniciativa fue presentada por el Partido Comunista, la cuarta fuerza más votada en las últimas elecciones con 14 diputados, y contará previsiblemente con el apoyo del marxista Bloque de Izquierda, que cuenta con 8 escaños, así como con Los Verdes, que tienen 2 representantes en una Cámara de 230 parlamentarios.
Sin embargo, la mayoría absoluta de la que goza el Ejecutivo gracias al pacto entre socialdemócratas (108 diputados) y los democratacristianos del CDS-PP (24 escaños) desactivarán el primer intento de derrumbar al Gobierno desde que la alianza conservadora llegara al poder.
La moción llega debilitada, además, por que el principal grupo de la oposición, el Partido Socialista (74 representantes), ya ha anunciado que se abstendrá de la votación, bajo el argumento de que no desea abrir una «crisis política».
«Hay muchas razones para censurar al Gobierno (…) pero la moción del Partido Comunista no contribuiría en nada a resolver los problemas de los portugueses», dijo su líder en el Parlamento, Carlos Zorrinho.
La postura de los socialistas -en el Gobierno entre 2005 y 2011- ha sido criticada por comunistas y marxistas, que le acusan de estar «maniatado» por el Ejecutivo y le censuran por haber aceptado las condiciones impuestas por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a Portugal a cambio de su rescate.
Las severas medidas de austeridad impuestas por la «troika» (BCE, CE y FMI) han sido aplicadas a rajatabla por los conservadores lusos, entre ellas la drástica reducción de gasto público, el aumento generalizado de impuestos y la liberalización del mercado de trabajo.
Tanto comunistas como marxistas no firmaron el acuerdo alcanzado con las instituciones internacionales y se negaron a participar en las negociaciones que acabaron con la concesión de un préstamo de 78.000 millones de euros para Portugal, víctima de la que es considerada como peor crisis económica de su historia moderna.
En opinión de la izquierda lusa, los recortes y ajustes aplicados por el Gobierno luso a instancias de la «troika» han derivado en el «empobrecimiento» del país, y destacan el incremento del paro -que ya supera el 15%, un nivel récord- como una de sus peores consecuencias.
Los conservadores portugueses, sin embargo, defienden la idoneidad de las reformas puestas en marcha de momento para devolver a Portugal a la senda del crecimiento económico de forma sostenida.
Este domingo, el primer ministro luso incidió en la importancia de continuar con el mismo rumbo seguido durante su primer año de mandato y consideró que los «problemas sociales» generados son inevitables para superar la crisis.
«Nuestro camino para el éxito no puede ser otro. Cuando tenemos problemas, tenemos que afrontarlos. El camino es arduo de recorrer, pero es el camino correcto», insistió.
Passos Coelho consideró que el desempleo «no es el resultado de las políticas de corrección del déficit público» y lo vinculó con los errores cometidos en el pasado, cuando el Estado luso era el principal motor de la economía lusa.