El presidente electo de Egipto, Mohamed Mursi, ha acudido a la simbólica plaza Tahrir de El Cairo para su último gran discurso antes de tomar posesión del cargo y, ante miles de seguidores, ha alabado la «revolución» que se inició el año pasado y ha proclamado que «ninguna institución está por encima del pueblo».
Mursi prometerá el cargo el sábado ante el Tribunal Constitucional, debido a que el Parlamento se encuentra disuelto por una orden judicial.
La víspera de convertirse en el primer jefe de Estado islamista de Egipto, ha querido acudir a la simbólica plaza Tahrir, que se convirtió en enero y febrero de 2011 en epicentro de las revueltas contra el entonces presidente del país, Hosni Mubarak. En los últimos meses, ha sido escenario de movilizaciones periódicas, principalmente contra el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y el poder que ha acumulado.
El líder islamista ha prometido dignidad y justicia social a las decenas de miles de personas que habían acudido a Tahrir. También se ha comprometido trabajar por un «sistema republicano» y respetar la Constitución, según declaraciones recogidas por los medios locales.
«Completaremos el camino hacia un estado civil, un estado nacionalista, un estado constitucional, un estado moderno», ha dicho Mursi, que ha lanzado varios mensajes velados contra el Ejército y el poder que ha acumulado en los últimos meses.
El presidente electo ha defendido que «ninguna institución esta por encima del pueblo», precisamente después de que la junta militar, que gobierna el país de forma interina, diese pasos para incrementar su capacidad de influencia en materia legal.
Mursi ha abogado por la liberación de los civiles detenidos por el Ejército desde la «revolución», que «debe seguir», a juicio del vencedor de las últimas presidenciales. Mursi ha planteado avanzar en las consignas de la «revolución» popular «hasta que se logren todas sus metas».
Discurso simbólico
Mursi adoptó un tono populista durante la mayor parte de su discurso y, como gestos simbólicos para tratar de demostrar su cercanía con la población, renunció a hablar desde el atril y se abrió la chaqueta para enseñar que no llevaba chaleco antibalas.
«No temo a mi pueblo. No temo a nadie excepto a Dios», ha dicho, dirigiéndose tanto a los egipcios de la plaza Tahrir como a los que viven en el extranjero, a lo que ha dicho que nunca abandonará.
En materia de relaciones exteriores, Mursi ha prometido mejorar las relaciones con los países vecinos, tanto de África como de Oriente Próximo, para «mantener la paz». «El respeto de la voluntad popular será la base de nuestras relaciones exteriores», ha apuntado, sin citar en ningún momento a Israel y la posible revisión del tratado de paz.