El Ejército sirio ha desplegado su artillería, morteros y helicópteros artillados sobre la ciudad de Alepo, en el noreste de Siria, y sostiene que ha recuperado el control de la zona. No obstante, los combatientes rebeldes, aunque superados en armamento, han sostenido que resisten en el importante distrito de Sal al Din (Saladino), el foco de los combates en el suroeste de Alepo, a pesar de la fuerte ofensiva de las fuerzas gubernamentales.
«El control completo de Sal al Din ha sido retomado de manos de los pistoleros mercenarios», ha indicado este domingo un alto cargo militar no identificado a televisión estatal siria. «En pocos días, la seguridad volverá a la ciudad de Alepo», ha garantizado.
En Sal al Din, los cuerpos yacían en las calles el domingo, tras los ataques gubernamentales hacia los combatientes con artillería, morteros y helicópteros artillados. El opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha informado de que 18 personas murieron en Alepo el domingo, de las más de 150 personas que fallecieron en toda Siria, dos tercios de ellos civiles.
Las calles de Alepo lucen vacías, mientras que los combatientes rebeldes, muchos de ellos de las zonas rurales cercanas a la ciudad, aún tienen el control de amplias áreas de la localidad. Mohamed, un joven rebelde, ha señalado que siempre supieron que Alepo sería «la tumba del régimen». «Damasco es la capital, pero aquí tenemos un cuarto de la población del país y toda la fuerza de su economía. Las fuerzas de Bashar serán enterradas aquí», ha manifestado.
Atención a las víctimas
Los hospitales y clínicas improvisadas en las área rebeldes, en el este de la localidad, se van llenando con las víctimas de una semana de enfrentamientos en Alepo, la ciudad más poblada del país, que estuvo por largo tiempo fuera de la revuelta nacida hace 16 meses contra el presidente Bashar al Assad.
«Algunos días tenemos alrededor de 30, 40 personas, sin contar los cuerpos», ha comentado Abdulsamea al Ahmad, un joven médico de una clínica. «Hace unos días tuvimos 30 heridos y tal vez 20 cadáveres, pero la mitad de los cuerpos estaba hecha pedazos. No podemos saber quiénes son», ha agregado.
Los rebeldes decidieron atacar Alepo y Damasco después de la explosión del pasado 18 de julio, que mató a cuatro de los altos cargos de seguridad de Al Assad en un duro golpe al círculo más cercano al presidente. Las fuerzas gubernamentales volvieron a imponer su control sobre la capital y no están dispuestas a permitir que Alepo caiga en manos de los rebeldes del Ejército Sirio Libre.
Mientras, unas 200.000 personas huyeron en dos días de Alepo, ubicada a sólo 50 kilómetros de la frontera con Turquía, según ha indicado la subsecretaria general de Asuntos Humanitarios y coordinadora de Respuesta de Emergencia de Naciones Unidas, Valerie Amos.