El Gobierno de EEUU urge a los rebeldes sirios a que dejen «intactas» las instituciones gubernamentales para preparar la transición tras la eventual caída del régimen del presidente Bashar Al Assad.
Durante su acostumbrada rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, sugirió que las lecciones y experiencias de EEUU en Irak -donde colapsaron las instituciones del partido gobernante tras la caída de Sadam Hussein- sirven como un «antecedente» útil, aunque cada país en la región «es distinto».
«También hay otros precedentes que hay que mirar, así como la experiencia que hemos tenidos, y que ha tenido la región, en varios países afectados por la Primavera Arabe», explicó.
Por ahora, señaló Carney, el Gobierno de EEUU trabaja con sus socios en lo que debe constituir «un mundo post-Assad», en el que «las instituciones estatales queden intactas y que haya una transición que propicie un gobierno de inclusión».
Ese período de transición democrática, agregó, debe reconocer y «proteger los derechos y libertades de todos los sirios», así como apoyar el retorno a la seguridad pública y la reconstrucción económica. «Desde luego que un plan de contingencia es lo responsable que hay que hacer», dijo.
Según Carney, el Gobierno de EEUU considera «esencial asegurar que en esta transición las instituciones estatales queden intactas y que enviamos unas expectativas muy claras sobre cómo evitar la violencia sectaria».
Como en otras ocasiones, Carney evitó discutir los detalles de los planes de contingencia que prepara el Gobierno de Estados Unidos para la era post-Assad, incluyendo un posible paquete de asistencia económica.
Transición pacífica
La Administración Obama ha resistido presiones de algunos sectores a la opción militar en Siria y, en vez, ha optado por una vía diplomática que apoya férreamente a los rebeldes y una transición pacífica en ese país.
De hecho, tanto el Pentágono como el Departamento de Estado han estado creando varias divisiones de trabajo dirigidas a preparar una eventual transición en Siria tras la caída del régimen de Asad. Según informó este sábado el diario New York Times, citando fuentes oficiales, Washington está trazando planes para enfrentar el previsible flujo de refugiados, reactivar la economía y preservar las instituciones sirias, para evitar una transición tan estrepitosa como la de Irak en 2003.
Tras la invasión de EEUU en Irak en marzo de 2003, el entonces administrador de la llamada Autoridad Provisional de la Coalición,Paul Bremer, prohibió la inclusión de miembros del Partido Baaz de Hussein en puestos clave del nuevo Gobierno, y desmanteló a las fuerzas armadas Irakuíes. Fueron dos decisiones que, según el consenso de los expertos, precipitaron una sangrienta insurgencia y una ola de violencia sectaria en ese país.