El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, calificó como «suicida» la posibilidad de que agentes británicos entren por la fuerza a la embajada de su país en Londres para arrestar al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que goza de asilo diplomático.
Para Correa, aunque aún subsiste ese «peligro», porque el Gobierno británico no se ha retractado de la «amenaza», podría ser el propio Reino Unido el más perjudicado de una acción de ese tipo.
En una entrevista con el canal Ecuador-TV, el mandatario ecuatoriano remarcó que el caso Assange ha servido para consolidar la integración latinoamericana, gracias al fuerte apoyo regional que ha recibido por haber otorgado asilo al fundador de WikiLeaks.
Ecuador mantiene que recibió una «amenaza explícita» de Londres cuando sus autoridades, en un informe entregado a la legación diplomática, advirtieron con irrumpir en esa sede, amparadas en una legislación interna.
«El Reino Unido no se ha retractado» de esa posición y tampoco «ha pedido disculpas» por esa «amenaza», por lo que aún «existe el peligro» de que pueda ocurrir, añadió Correa, aunque dijo dudar que Londres lo ponga en marcha.
Si llegara a ocurrir, «reaccionaríamos con total firmeza siempre, con la ley en la mano, con el respeto a los principios al derecho internacional», apuntó.
«Creo que sería suicida para el Reino Unido» aplicar ese tipo de maniobra, porque podría volcarse contra ellos mismos, señaló Correa.
«Más tarde se podrían pues violar las sedes diplomáticas de ese país en todo el planeta y no tendrían qué decir», subrayó Correa que insistió en que una acción de ese tipo «sería nefasto» para todos, especialmente para Londres.
Destacó el gran apoyo internacional a la posición ecuatoriana y dijo que espera una postura firme en la próxima reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA).
«Si la OEA no tiene un pronunciamiento contundente, sería para preocuparnos muchísimo», añadió Correa.
Asimismo, dijo que Ecuador podría acudir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para denunciar la «amenaza» de Londres o ir a otras instancias internacionales.
Comparó esta pugna con una lucha desigual entre un pequeño y un gigante, aunque remarcó que si hubiesen «muchos David, sería más fácil vencer incluso a muchos Goliat».
El mandatario explicó que su Gobierno da prioridad al diálogo para resolver las controversias, pero reiteró que en este caso Londres y Estocolmo han tenido posiciones «intransigentes».
«Siempre hemos estado abiertos al diálogo», pero esos gobiernos no han dado garantías a Assange ni tampoco han descartado que pueda ser extraditado a un tercer país, como Estados Unidos, donde podría ser condenado a cadena perpetua e incluso a la pena de muerte, si es procesado por delitos políticos.
Ecuador cree que si Assange es extraditado a Suecia, para que preste declaraciones por los supuestos delitos sexuales que se le imputan y qué los niega, él finalmente sea llevado a EE.UU., cuyo Gobierno fue uno de los más perjudicados y avergonzados por la filtración de cables diplomáticos difundidos a través de WikiLeaks.
El mandatario ecuatoriano comparó el caso de Assange con el que en su momento sucedió con el exdictador chileno Augusto Pinochet, que en 1998, cuando se encontraba en el Reino Unido, fue reclamado por la justicia española.
«Por ejemplo», ¿por qué el Reino Unido, que ahora se siente obligado a extraditar a Assange a Suecia, no tuvo esa misma actitud cuando España requería por crímenes a Pinochet?», se preguntó Correa tras señalar que su país ni Assange se han opuesto a la indagación sobre las acusaciones.
Ecuador ha pedido que Reino Unido y Suecia garanticen que Assange no va a ser extraditado a un tercer país; esa garantía no hubo» de ninguno de los dos Estados, apuntó Correa.