El alcalde de Ámsterdam, Eberhard van der Laan, ha anunciado que los turistas extranjeros que visiten su ciudad podrán seguir accediendo a los 220 ‘coffeeshops’ existentes en la ciudad holandesa y consumir marihuana libremente, según el diario holandés ‘Volkskrant’.
El alcalde ha señalado que el nuevo consistorio, integrado por laboristas y liberales, ha llegado a ese acuerdo, que permitirá que muchos de esos establecimientos sigan abiertos.
Ámsterdam recibe anualmente unos siete millones de turistas, de los que se estima que aproximadamente medio millón acude a esos establecimientos a fumar marihuana.
Más de 135.000 españoles visitaron estos famosos cafés durante 2010, lo que supone un 30% sobre el total de las visitas realizadas al país de los tulipanes. A la cabeza de los países interesados en este tipo de turismo se encuentra Estados Unidos con 175.000 viajes visitantes de estos establecimientos.
La iniciativa municipal contradice un ley cuya entrada en vigor para esta ciudad estaba prevista para el 2013. En mayo del pasado año entró en vigor la ley que limitaba la venta de marihuana en los ‘coffeeshops’ en tres provincias del sur de Holanda (Brabante, Limburgo y Zeelandia).
Esta ley, cuya ampliación al resto del país está fechada a principios de 2013, se considera como una medida para luchar contra el consumo de la marihuana por los extranjeros y para evitar el «turismo de droga».
La norma obligará a los ‘coffeeshops’ a convertirse en clubes privados con un máximo de 2.000 socios, que deberán demostrar que son residentes legales en Holanda.
Van der Laan señaló que el criterio de residencia para adquirir esa droga en los establecimientos se mantendrá «técnicamente», pero «su aplicación se realizará en concertación con los municipios afectados». El alcalde considera que la restriccion podría haber derivado en «un incremento de la delincuencia en la ciudad».
La conocida como ‘Ley del Opio’ legalizó en 1976 la venta del cannabis en los ‘coffeeshops’ holandeses para así controlar su circulación y separarla de las llamadas drogas duras, como la cocaína o la heroína.
En la práctica esta actividad es tolerada por las autoridades y regulada por unas normas que establecen que los locales con la licencia necesaria no pueden tener más de 500 gramos de cannabis en stock ni vender más de 5 gramos por persona y día.
Hasta estos momentos cualquier turista mayor de edad de cualquier nacionalidad podía consumir drogas blandas en estos establecimientos. Así, su importante presencia en la capital holandesa se ha convertido en un reclamo más de su turismo. De hecho en ciudades holandesas fronterizas como Masstricht, Venlo o Roosendaal son lugares muy visitados por alemanes, belgas y franceses para este tipo de ‘turismo de estupefacientes’.
Estrella Digital/EP